Llevarse bien o mal entre vecinos es algo que, en muchas ocasiones, trasciende a la lógica humana. Son muchos los factores que influyen a la hora de cada persona decidir si convive felizmente con quien reside a unos pasos de su casa o, por el contrario, prefiere estar a la greña.

Pero más curioso resulta si esas malas relaciones se trasladan a nivel organizativo, como puede ser una asociación de vecinos. Es el caso de la del Nou Crist del Calvari de Vila-real, que cuenta con una junta directiva totalmente legal para unos, mientras que otros la califican de «golpista» y aseguran que fueron expulsados de la misma a través de «actas falsas».

El enfrentamiento entre las partes se arrastra ya desde hace tres años. Y en el Ayuntamiento no son ajenos a él, según afirman desde Amics del Crist del Calvari, el grupo disidente.

Tal es el distanciamiento entre vecinos que, pese a que desde la asociación oficial se ha realizado un programa de actividades para celebrar sus fiestas anuales, desde el otro lado no han dudado en organizar citas paralelas que, señalan, «hemos pagado de nuestros bolsillos».

El presidente de la AAVV, Aníbal Balaguer, aseguró ayer a Mediterráneo que «no se hizo ningún acta falsa y hemos actuado conforme a la legalidad, y de testigos están el presidente y el secretario de la Federación de Asociaciones de Vecinos». Y añade que los díscolos «son cuatro contra el resto del barrio». Una cifra que la otra parte asevera que es radicalmente inversa.

De esta forma, mientras desde el sector oficial se programaron actos como la misa, una masterclass de gimnasia, la procesión, la novedosa imposición de escapularios a las damas del Crist del Calvari o la Xulla, la otra parte únicamente coincidió con los primeros en la celebración de la tradicional Xulla --aunque en espacios separados-- y a ella sumaron las actuaciones de un mariachi o de la Chica Karamelo.

Precisamente, este último espectáculo es el que, como asegura el representante del sector díscolo, Luis Cabedo, le ha generado la imposición, por parte de la Policía Local, de una denuncia, así como señala que quien dio el aviso fue «un vecino afín a la junta directiva», a la vez que justifica que en junio se presentó por Registro del Ayuntamiento un escrito para solicitar «un permiso para celebrar las fiestas en el local de nuestra sede» y para espectáculos en la calle peatonal Traiguera. Una solicitud que indica que no recibió respuesta alguna del consistorio.

Es una batalla ya enquistada y con heridas aún abiertas.