Los Reyes Magos repartieron regalos e ilusión a raudales en su paso por Vila-real, en el que tuvieron la inestimable ayuda de la Joventut Antoniana. Esta entidad se encargó de organizar a los prácticamente 300 pajes que, de forma voluntaria, acompañaron a las majestades de Oriente por todos los rincones de la ciudad, en una tarea que comenzó la noche del 5 de enero y que no finalizó hasta ayer al mediodía.

En su ruta por la población, la comitiva real no se olvidó de las personas con menos recursos, y ayer pasaron por los domicilios de las 68 familias a las que los antonianos ayudan cada semana, así como por las residencias de la tercera edad y el Hospital de la Plana. En total, los Magos y sus pajes repartieron paquetes en 550 viviendas entre el jueves y el viernes por la mañana. Ante la ingente tarea que ello supone, pidieron a los beneficiarios que bajaran a la calle a cantar el tradicional tirorí. «Es una forma de agilizar la entrega de paquetes», explica Carmen Folch, presidenta de la Joventut Antoniana.

INGRESO PARA LA ATENCIÓN // Tras la gestión de unas emociones que en el municipio muchos viven a flor de piel, la asociación vila-realense vuelve a centrar su labor en la atención primaria a familias con escasas posibilidades económicas. Eso sí, con una importante inyección económica, pues la organización de los actos relacionados con la llegada de los Reyes Magos es una de sus fuentes de financiación más importantes.

La jornada de ayer pone fin a la programación navideña de la ciudad, marcada por una Festa de Reis que, desde el 2014, está declarada Fiesta de Interés Turístico Provincial y que incluye no solo la cabalgata y el reparto de regalos, sino también la recogida de cartas por parte de los mensajeros reales, el 26 de diciembre.