Los vecinos de la zona residencial de Molí Nou, ubicada en el extremo norte de la ciudad y junto al cauce del río Millars, finalizaron ayer las fiestas en honor a Sant Roc, con cucañas para los más pequeños y una chocolatada.

Se trata de unas celebraciones que los nuevos responsables de la asociación de vecinos y otros residentes en la zona han recuperado, después de varios años sin celebrarse. Y ello, con el aliciente de haber acometido la restauración de la capelleta dedicada al santo. Una labor ejecutada de forma desinteresada por un par de residentes en esta urbanización en la que habitan todo el año una quincena de familias, que se multiplican durante el verano, con el traslado de cientos de vecinos de sus casas a los masets.

Las fiestas han incluido la popular misa y procesión al santo. H