El cierre de las instalaciones de la sede de la Fundación Dolores García, ubicada en un terrero de 7.000 m2 en la esquina de las calles Ermita y Cordó y que incluían un restaurante-cafetería y unas pistas de pádel, ha derivado en el cese de la actividad deportiva que, una vez a la semana, realizaban alumnos del colegio de Educación Especial La Panderola en este espacio que, ahora, ha quedado en manos de una entidad financiera que, de esta forma y con una orden judicial, se convierte en la propietaria del solar y los edificios a causa de una deuda que suma 260.000 euros.

Por su parte, el administrador vitalicio de la institución --nacida por expreso deseo de Juan Flors, creador de la Fundación Flors, tras la muerte de este en 1980--, Pedro López, asegura seguir con su huelga de hambre en el interior del recinto, al que accedió tras precintarlo la policía.