Con Test, la Mostra d’Art i Creativitat de Vila-real llegó para quedarse y multiplicarse. Y es que los murales creados por artistas de talla internacional en diferentes espacios urbanos de la ciudad se han convertido, a lo largo de los seis ejercicios de celebración de esta iniciativa, en un auténtico atractivo.

Desde que arrancó la propuesta lanzada por Pascual Arnal en el 2013, las concejalías de Cultura y de Territorio han puesto todo de su parte para que la ciudad se convierta en un referente en street art, o arte urbano o callejero. El valenciano Escif fue quien puso en marcha la maquinaria creativa para dar forma al Museu Vila-realenc d’Art Urbà (Muviau), y no sin cierta polémica, por cuanto no faltaron quienes incluso acusaron a Arnal de hacer apología del terrorismo, pues Escif pintó su creación El vandalismo ilustrado sobre una pared justo frente a la sede del PP local.

Con todo, este tipo de descalificativos no tuvieron otro efecto que el de continuar con la acción artística que arrancó, en cierto modo, como una propuesta transgresora que, ahora, la sociedad vila-realense acepta y quiere que se fomente.

En el 2014, fue Sam3 quien reprodujo sobre el muro del centro de día de enfermos de alzhéimer su obra Voluntas. En el 2015 fue el turno de Gonzalo Borondo y su Naranjada, en la avenida Portugal. En el 2016, sería Felipe Pantone, con Desestabilización Estructural, bajo el Pont de la Gallega, en la avenida França. Y en el 2017, el pintor invitado fue 3TTMAN, quien representó El rey de la selva, en la calle Serra d’Irta.

Ahora, a este catálogo de street art vila-realense acaba de incorporarse el mural de la argentina Hyuro, quien asegura que aún no le ha puesto título a su obra, en la que se representa a un togado en la calle Cardenal Tarancón. «Hyuro no pinta en la calle. Hyuro habla con la calle. Y lo hace con tanto respeto y cariño que somos los demás los que, al acercarnos, pintamos las paredes que ella tan solo susurra», asegura Escif.