Vila-real evidenció ayer el buen momento por el que atraviesa la llamada cultura urbana, un fenómeno estadounidense que ha ido descentralizándose y llegando a los jóvenes de todo el planeta. Géneros como el hip-hop o el trap, o estilos artísticos como el graffiti han dejado de ser minoritarios y sirven ya para canalizar la visión del mundo en los ojos de adolescentes.

Ese es, precisamente, el objetivo del concurso Esprai, que ayer celebró en el Centre de Congressos, Fires i Trobades su quinta edición con una alta participación. Las 13 plazas para el certamen fueron insuficientes ante las 20 peticiones recibidas desde diversos puntos de la Comunitat, desde Vinaròs a Alicante, pasando por València y Castellón o el propio Vila-real. De ahí que siete artistas realizaran su obra fuera de concurso.

Desde las 10.00 horas, el barrio de Miralcamp se llenó de gorras y camisas anchas, y los grafiteros iniciaron un trabajo que no vio el hasta bien entrada la tarde. Todo estuvo aderezado con exhibiciones de skate y actuaciones de colectivos de hip-hop como Nicon Sound o el DJ Franky Dazz.

Los 13 participantes en el torneo oficial recibieron 100 euros como premio, así como los materiales necesarios para crear sus murales y una camiseta diseñada por el ganador de la pasada edición, Dean One.

Recuperar espacios

El concejal de Juventud, Xavier Ochando, aseguró que el triunfo en Esprai supone una «importante difusión para el artista, puesto que el Ayuntamiento sufraga la conversión de la obra vencedora en un mural de grandes dimensiones que ocupa un lugar muy visible en el espacio público». Hace escasamente una semana, Dean One plasmó sobre el muro del CEIP Pintor Gimeno Barón el mural con el que venció el pasado año 2016.

Para Ochando, citas como la de ayer cumplen dos objetivos; «canalizar la creatividad de los jóvenes hacia un ocio alternativo saludable que, de otra forma, constituiría un delito y revitalizar zonas de la ciudad, como solares y muros, que están deteriorados y degradadas».