Arrancó en el 2007 como uno de los proyectos singulares para Vila-real, en lo que a Urbanismo se refiere. Pero no pasó de ser un simple proyecto, aunque eso sí, llamativo. La crisis inmobiliaria y una idea difícil de encajar en el planeamiento urbanístico de la ciudad dio con el traste con una iniciativa que planteaba la construcción de dos torres de 22 pisos, una de ellas destinada exclusivamente a oficinas, en una parcela de 15.000 metros cuadrados, delimitada por las avenidas Europa y Portugal y las calles Bàrbara Royo y Manuel Vicent, entre e IES Professor Broch y Llop y el hipermercado Carrefour.

La entrada en concurso de acreedores y posterior extinción de la empresa Armiñana Promociones Inmobiliarias --la impulsora del proyecto-- puso punto y final a una corta historia, mientras el solar en cuestión continúa siendo tan solo eso, una parcela que está pendiente de definir.

Las diferentes entidades financieras que, actualmente son las propietarias de los terrenos en cuestión --Banco Santander, Bankia, Banco Sabadell y BBVA--, aunque en escasas ocasiones, han llegado a reunirse con los responsables municipales, con el fin de plantear algún tipo de solución constructiva al mismo.

De hecho, el propio Ayuntamiento sigue remitiendo a estos bancos continuas notificaciones para que limpien la amplia parcela, con el fin de evitar la proliferación de roedores y otras plagas. Con todo, la imagen que ofrece este espacio, ubicado en la entrada sur a la ciudad, preocupa al consistorio, en especial, a los responsables de la Concejalía de Territorio, principal interlocutor con los dueños del solar.

REUNIONES // Según confirman a Mediterráneo fuentes municipales, en lo que va de legislatura se han producido dos reuniones «tensas» con los representantes de la propiedad, en la que estos aprovecharon para proponer una idea que, desde el consistorio, califican de «impresentable», en la que se apostaba por levantar edificios de un máximo de 12 alturas --bastante lejos de las 22 previstas en el proyecto inicial de Armiñana--, pero ocupando toda la superficie. Algo a lo que las autoridades municipales mostraron su «total» disconformidad.

Y a esta propuesta, descartada por los técnicos y los responsables municipales, le siguió una segunda, algo más flexible. Con todo, las mismas fuentes aseguran que, por ahora, «solo son ideas y no hay nada en firme».

Y es que la batalla de los bancos propietarios se centra, en la actualidad, en conseguir el máximo posible del aprovechamiento urbanístico que se preveía con la construcción de las dos macrotorres de 22 alturas, como se establecía en el plan inicial de Armiñana Promociones Inmobiliarias. En cualquier caso, desde el Ayuntamiento se muestran abiertos a encontrar una solución constructiva para este solar, aunque condicionada a dar forma a un proyecto que sea «sostenible».