La corporación municipal de Vila-real, al menos con los votos favorables de los ediles socialistas que forman parte del equipo de gobierno, prevé ratificar en el pleno ordinario del mes de octubre, a celebrar el día 29, la anunciado subida del 10% en los recibos del impuesto de bienes inmuebles (IBI) de naturaleza urbana para el próximo ejercicio del 2020.

Así lo anunció ayer el alcalde, José Benlloch, quien reiteró que es la única medida posible para equilibrar unas cuentas municipales que se verán mermadas por la reducción de ingresos en partidas como las de las plusvalías (medio millón menos), la aportación del Estado (unos 300.000 euros) o los 180.000 euros del IBI que dejará de percibir el Ayuntamiento tras la liberalización de la AP-7. Y a ello se suma el sobrecoste en unos 600.000 euros anuales por el traslado de las basuras a otros vertederos distintos al de Reciplasa.

RECAUDACIÓN // De esta forma, el munícipe explicó que el tipo impositivo pasará del actual 0,62115 al 0,68326%, lo que permitirá al Ayuntamiento recaudar en torno a 2,1 millones más, elevando los ingresos del IBI a los 23,1 millones de euros en el 2020. «Desde hace ocho años, cuando entramos en el gobierno municipal, la contribución se ha mantenido congelada, a diferencia de lo que hacía el anterior ejecutivo del PP, e incluso durante el 2014 y el 2015 bajamos el impuesto; y todo, pese al momento de crisis que se vivía», señaló Benlloch.

Y advirtió de que en estos momentos, el endeudamiento del Ayuntamiento está en el 69,9%. «Si llegamos al 75% habría que tomar medidas mucho más severas, por lo que preferimos aplicar esta subida del IBI», subrayó.

Benlloch afirmó con rotundidad que no tiene intención de recortar en convenios con entidades sociales, ni de recuperar la tasa de basuras, que en Vila-real se incluye en el IBI, «como sí que tienen muchos municipios». Y reiteró el lastre que suponen «los empastres de la gestión urbanística del anterior gobierno del PP».