La Congregación de Hijas de María Inmaculada de Vila-real vivió ayer con fervor la fiesta principal de la entidad, en la que las protagonistas son las jóvenes solteras, de ahí su denominación popular de Festa de les Fadrines.

Y lo conmemoraron a lo grande, con el oficio religioso matutino que llenó la iglesia arciprestal, que lucía resplandeciente, en la que predicó el obispo auxiliar de València, Arturo Pablo Ros Murgada. Una vez más, el coro La Inmaculada interpretó la misa Tota Pulchra a cuatro voces, acompañado por la orquesta de cámara y por el órgano con María Isabel Casalta, bajo la dirección de su autor, Miguel Alepuz Penalba.

Como de costumbre, las integrantes de la junta purisimera vistieron sus mejores galas, en las que no faltaron la teja y la mantilla. En esta ocasión, estuvieron acompañadas por diferentes asociaciones y miembros de la corporación municipal.

CAMBIO DE HORARIO /Por la tarde, aunque antes del horario habitual para evitar que se solapara con el encuentro que enfrentó al Villarreal CF con el FC Barcelona --a las 20.45 horas--, se celebró la procesión más importante por las principales calles céntricas, en la que cerca de 400 hombres cobraron protagonismo al ser los portadores de las velas. Y con la entrada de la Virgen a la iglesia se entonó de nuevo el Tota Pulchra y se realizó ya la despedida.

Tras su fiesta mayor, la Congregación despide esta noche sus celebraciones anuales con la tradicional procesión del farolet, con la que se traslada a la imagen de la Purísima desde la arciprestal a la sede social de la entidad.

Unas jornadas en las que no han faltado actos solidarios, como la ofrenda de alimentos; o el paso de niños por el manto.