La ciudad de Vila-real, representada por la corporación municipal encabezada por el alcalde, José Benlloch, rindió ayer homenaje a la imagen de la Puríssima del Poble, una celebración que está fuera de la programación de la Congregación de Hijas de María Inmaculada --puesto que la fiesta se organiza desde el Ayuntamiento y la imagen es propiedad del municipio--, pero en la que no faltaron decenas de hombres y mujeres vinculados a esta entidad.

De hecho, un grupo de purisimeros portó la Virgen, tanto en la procesión claustral que tuvo lugar tras la misa como a la hora de devolver la escultura hasta el Museu del Pouet, en la basílica de Sant Pasqual, donde se le custodia a lo largo del año.

Un traslado en el que tampoco faltaron la reina de las fiestas, Verónica Fortuño, y sus damas, así como la música de acompañamiento de la dolçaina y el tabal.