Mañana viernes es el día en el que, de no surgir inconvenientes o problemas de última hora, se pondrá punto final a nueve años de silencio del campanario de la basílica de Sant Pasqual. Son los nueve ejercicios transcurridos desde que se desprendió uno de los bronces de volteo de la torre este del templo, momento en el que, por seguridad, dejó de utilizarse este impresionante conjunto de campanas, fabricadas en una fundición francesa e instaladas en diciembre del 1997.

Así lo confirma a Mediterráneo el gerente de la empresa catalana Ermec, Esteve Urbiñana, que en su día colocó estos instrumentos que se activan para anunciar un acto religioso o festividad destacada. Y ahora, casi una década después de enmudecer, volverán a lanzar sus tañidos al viento para proclamar el comienzo de los festejos en honor al patrón de la ciudad.

Una reparación que es posible gracias a la intervención del empresario vila-realense e hijo predilecto de la ciudad José Gómez Mata, quien vuelve a realizar su aportación a la basílica, esta vez, para arreglar las campanas que él mismo financió hace ya dos décadas.

Por fases

Con todo, las tareas que se acometen en los últimos días en la basílica de Sant Pasqual solo son una primera fase del plan de actuación, de manera que ahora se está aplicando la renovación de la seguridad y la electrónica, adaptadas a las obligaciones legales actuales y a la tecnología más reciente, que incluye la modernización del sistema de accionamiento.

Urbiñana explica que la falta de mantenimiento durante este tiempo ha dejado el sistema «algo tocado», por lo que ahora «hay que adecuarlo todo para cumplir la normativa, mucho más estricta que hace 20 años, dejando una estructura de volteo más precisa y segura».

El carillón, en verano

El gerente de la firma encargada de acometer la intervención comenta que, con posterioridad, regresarán a Vila-real para «tratar la madera de los yugos, con el fin de prevenir los daños derivados de la humedad, los insectos o los hongos». Y en los meses de junio o julio trabajarán sobre el carillón, que ocupa la torre oeste de la basílica, «para actualizar un mantenimiento que no se ha hecho nunca».

Al respecto, indica que «la intención es dejar los dos campanarios perfectamente revisados, afinados y ajustados, con la mirada puesta en los actos que se desarrollarán en octubre para conmemorar los 400 años de la beatificación de Sant Pasqual».

El templo sampascualino cuenta con la campana de volteo más grande el mundo, con un peso de 3.360 kilos.