Los propietarios de los locales de restauración ubicados en la calle Pare Molina de Vila-real denuncian a cinco vecinos que viven en ese vial por sufrir un «acoso ilegítimo» por parte de este grupo de residentes. Se trata de las mismas dos familias que se habían querellado contra estos establecimientos y el Ayuntamiento (el alcalde, José Benlloch, y la edila de Seguridad, Silvia Gómez) por los supuestos delitos de ordenación del territorio y medio ambiente y prevaricación, cuya causa sigue abierta.

Ahora se han invertido las tornas y son las tascas las que demandan a los vecinos, quienes, según la denuncia a la que ha tenido acceso este periódico, «aprovechan» la situación de debilidad y recuperación económica derivada del coronavirus para menoscabar la libertad y el patrimonio de los empresarios e «intentar acabar o destruir estos negocios».

Así lo recalca uno de los demandantes, que recrimina que estos residentes están «obsesionados» con los locales y llaman constantemente a la Policía Local para que se persone en la calle y compruebe si cumplen con el aforo permitido en las terrazas.

Una «estrategia de persecución» que ha hecho que hasta los propios agentes transmitan a las tascas su «comprensión» y «hartazgo» ante las «continuas llamadas» de los vecinos. De hecho, los efectivos aseguran que los establecimientos tienen unas terrazas «de ejemplo» y que cuando van, observan que no están incumpliendo ninguna medida. Esta situación, critican, provoca «una fuga de clientes» en momentos delicados, que no entienden por qué, por ejemplo, la policía pasa hasta tres veces en una hora en una zona que es peatonal.