Un año más, como acostumbra la tradición desde tiempos inmemoriales, Sus Majestades de Oriente hicieron acto de presencia en Vila-real al ritmo del tradicional tirorí, tirorí, un canto secular transmitido de generación en generación que los vecinos entonan mientras Melchor, Gaspar y Baltasar asoman por las calles de la ciudad.

La nonagenaria Cavalcada de Reis, la más antigua de toda la provincia --se celebra desde el año 1928-- y declarada fiesta de interés turístico provincial, no sería lo que es hoy en día de no ser por la labor que realiza la Joventut Antoniana, que consigue que el desfile, más allá de la magia que destila la llegada del triunvirato de magos, tenga un cariz solidario. No en vano, todo el dinero recaudado por la venta de sellos para las cartas se dedique a ayudar a los hogares más vulnerables.

Con permiso de los distinguidos visitantes de Oriente, los protagonistas absolutos de la velada fueron los más pequeños, con especial mención a la Carrossa dels Xiquets, que contó con decenas de menores, algunos de ellos disfrazados de los personajes de la película de animación Toy Story.

Antes de repartir los regalos por los que tan bien se han portado todos los niños durante el año, una de las paradas obligadas de los Reyes fue la visita a las autoridades, encabezadas por el alcalde, José Benlloch, y la concejala de Juventud, Anna Vicens.