Tras un intenso primer fin de semana de festejos, los vila-realenses bajaron ayer el ritmo y dedicaron el día a su patrona, la Mare de Déu de Gràcia. Las exhibiciones taurinas y la música dieron paso a un ritmo más relajado e íntimo, donde los actos religiosos tuvieron todo el protagonismo.

Los eventos principales comenzaron a las 17.30 horas, y lo hicieron en paralelo. Así, mientras en la iglesia arciprestal se recitaba la novena a la Virgen, en la basílica comenzaba el traslado de la imagen del otro patrón, Sant Pasqual. El encuentro de ambas figuras en el primer templo local fue la primera de las muchas imágenes emotivas de la tarde.

Posteriormente, se ofició una misa a la que acudieron la reina de fiestas, Verónica Fortuño, y toda su corte de honor; el alcalde de la ciudad, José Benlloch, y el resto de autoridades municipales. Representantes de numerosas entidades civiles y religiosas también estuvieron presentes en la eucaristía, en la que tuvo un papel principal la Coral Sant Jaume, que aportó el toque musical a la velada religiosa.

Posteriormente fue el momento de la procesión, que encabezó Benlloch y en la que los fieles acompañaron a ambos patrones por las calles Sant Roc, plaza Bayarri, Major Sant Jaume, plaza de la Vila, Major Sant Doménec, Lluís Vives, Mare de Déu dels Desamparats, Comte Albay y Sant Roc. El regreso a la iglesia, con los portadores volviendo a entrar en el templo al ritmo de la música y entre el aplauso de los presentes, finiquitó una jornada de sentimientos a flor de piel.

PROGRAMA VARIADO // Aunque la tarde del domingo estuvo monopolizada por lo religioso, durante la mañana sí hubo actos para todos los gustos. Desde un concurso de guiñote a una degustación de salmorejo cordobés, pasando por una numerosa concentración perros de caza o una mascletà en el parque de la Panderola. Sin tiempo para descansar, hoy vuelven las vaquillas en sesión matutina y vespertina, y por la noche se celebra la tradicional xulla por las calles de todo el casco urbano.