Vicent Cerisuelo García fue ordenado ayer, en la Concatedral de Santa María de Castelló, diácono permanente y pasará a ejercer su labor en la parroquia de Santa Sofía así como en la ermita de la Mare de Déu de Gràcia. Así lo indicó la comunidad de la iglesia en su perfil en Facebook, espacio que aprovecharon para felicitarlo por su nueva responsabilidad. Para Cerisuelo trabajar en el espacio de culto de la patrona de la localidad no será nuevo, puesto que estuvo vinculado durante más de 30 años al paraje del Termet al ejercer de ermitaño, nombre con el que se designa popularmente al encargado de controlar y mantener en buenas condiciones tanto el entorno natural como los edificios municipales existentes en él. Una labor que le permitió conocer al detalle la evolución de esta zona verde.

Era manifiesta su amistad con mossén Guillermo, del que siempre ha hablado con devoción. Tras jubilarse, y quizá por esta estrecha relación, decidió estudiar las carreras de Filosofía y Teología. Ahora compartirán faena.