«Este año ha sido, sin duda, el mejor de los ocho años de festival». Así de contundente se mostró ayer Pepa Cases, la coordinador de Vila-real en dansa, que nació en el 2012, que ayer bajó el telón de esta edición en el Auditori.

El festival de danza breve sigue creciendo y consolidándose no solo gracias a la muestra de espectáculos, sino por ser un importante espacio de convivencia que desde la organización definen como su esencia.

Este año han participado 14 compañías procedentes tanto de diversos puntos de la geografía española, como Andalucía, Cataluña, Madrid, Canarias, Castilla y León y la Comunitat Valenciana, como de otros países, como Rusia, México e Italia.

«Hemos encontrado la fórmula para que acercar a la gente la danza contemporánea, ya que además de repartir los espectáculos en diferentes espacios de la ciudad, como la Casa dels Mundina, en el Auditori o en la calle, también acercamos las representaciones a la juventud --ya que estuvimos presentes en los IES de Vila-real--, así como al público infantil», comentó Cases.

Se trata de propuestas de vanguardia que hipnotizan con el nivel de los artistas, capaces de expresar, contar y emocionar con su lenguaje propio. «La programación variada y de calidad hace que pueda ser disfrutado no solo por el público, no también por compañeros que comparten profesión y arte», añadió.