El misterio está servido. De los tradicionales golpes de Sant Pasqual --que se escucharon por última vez en noviembre de 1994 y precedieron a la muerte del cardenal Vicente Enrique y Tarancón unas semanas después--, Vila-real pasa a registrar otro enigmático suceso.

Y es que fueron muchos los vecinos del barrio del Pilar que, el pasado jueves, en torno a las 11.30 horas, escucharon durante unos segundos el volteo de la pequeña campana de la capilla en la que se venera a la patrona de esta zona de Vila-real.

Lo ocurrido estaría exento de cualquier misterio a no ser por el hecho de que ocurrió sin nadie en el pequeño templo y sin la energía eléctrica que se requiere para poner en marcha el motor de volteo, la única forma posible de hacer girar la campana.

Podéis el vídeo a continuación:

«Mi cuñada Mercedes es la que lleva la capilla, la que la abre y la cierra y la que, siempre, al acabar las misas o los rezos, cierra las puertas y quita la luz, por lo que es imposible que la campana se ponga en marcha», explica a Mediterráneo Primitivo Martínez, quien añade que, «al oír el repique, que fue corto, me llamó la atención, salí a la calle y comprobé que no había nadie allí».

En términos similares se expresa el presidente de la asociación de vecinos, Joaquín Bartoll, quien comenta que estaba en el interior de la sede vecinal --que se ubica frente a la capilla-- «cuando escuché el sonido; me extrañó que alguien estuviera tocando la campana, así que me acerque y también pude corroborar que estaba todo cerrado y con la luz quitada; es todo muy extraño».

«Sabemos lo que oímos» // El vecindario que fue testigo de lo ocurrido lo tiene claro. «Cada cual que piense lo que quiera, pero nosotros sabemos qué es lo que oímos, aunque no le encontremos una explicación lógica», manifiesta el presidente de la asociación de vecinos.

«Cuando escuché el sonido de la campana pensé que alguien estaría probándola, pero no había nadie en el templo y la luz estaba apagada», afirma María Pilar Clausell, quien añade que «mucha gente lo escuchó».

El inesperado volteo, aunque tan solo de unos segundos, causó extrañeza también en Ana Blanco. «Fui un momento a la cochera que tenemos aquí cerca y me pregunté cómo podía ser que tocaran la campana a esas horas, por lo que me acerqué y no había nadie», dice.

Con todo, la encargada de la custodia de las llaves y de la capilla, Mercedes Clausell, asegura que no abrió a esas horas la capilla, «que estaba sin luz».

El enigma está servido.