La Concejalía de Agricultura, Medio Ambiente y Cambio Climático ha puesto en marcha el proyecto de huertos escolares con el que cuenta Vila-real. Una iniciativa a la que se han sumado siete centros educativos con un total de 1.300 alumnos de diferentes edades, que aprenden a valorar y respetar el medio ambiente.

El concejal responsable del área, Josep Pasqual Sancho, ha explicado que el proyecto, que cuenta con la colaboración del programa Vilabeca y del alumnado de Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, tiene como objetivos “sensibilizar y mejorar la actitud y los conocimientos de los niños sobre la agricultura, que aprendan a valorar el esfuerzo que se realiza para obtener los productos ecológicos y también a poner en valor la gastronomía local, casera y natural, al tiempo que se conciencian sobre la necesidad de realizar un uso razonable, responsable y sostenible de los recursos naturales”.

Los centros que participan son Pascual Nácher, José Soriano, Pius XII, Botànic Calduch, Escultor Ortells, Cervantes y la Consolación y cuentan con espacios destinados de forma específica al cultivo de productos. “Primero se hizo una visita a dichos colegios para ayudarles a acondicionar un lugar donde realizar las plantaciones, en algunos se pudo hacer sin gran esfuerzo, ya que disponían de rincones fáciles de habilitar y en otros lo que se hizo fue diseñar unas grandes cajas con tierra para ubicarlas al exterior”, señala Sancho.

En todos se tuvieron en cuenta algunos parámetros, como la disponibilidad de agua, el tipo de suelo, la dirección del viento, la posibilidad de orientarlo hacia el sur para aumentar las horas de luz o la ausencia de pendiente en la zona. Una vez decidida la ubicación se eliminaron los materiales extraños del espacio y se marcó la zona a sembrar, donde, acto seguido, los más pequeños comenzaron a labrar el suelo y añadieron abono orgánico, tras lo que se dejó reposar el suelo unos días para empezar a trabajar.

“El proyecto de huertos escolares permite que cada escuela disponga de un terreno en el que los alumnos siembran, cultivan y recogen hortalizas y verduras”, explica el edil, quien asegura que, entre los beneficios de contar con esta iniciativa, destacan “la sensibilización y el conocimiento de la agricultura, así como saber más acerca del proceso de abastecimiento de distintas materias y su transformación hasta la conversión en residuos”. Asimismo, asegura que “gracias a estos pequeños huertos, fomentamos el conocimiento de variedades de frutas y hortalizas, aumentamos la relación entre el ser humano y la naturaleza y conseguimos que los alumnos se responsabilicen de la atención de un ser vivo, al mismo tiempo que ven recompensado el esfuerzo de formar parte de un proceso productivo con la obtención de los productos de la huerta”.

“Es muy importante que los niños aprendan a valorar el respeto al medio ecológico y al trabajo en el campo”, indica Sancho, quien señala que “así también refuerzan los conocimientos aprendidos en las aulas”, ya que los centros que lo han solicitado han recibido formación para que sus profesores puedan gestionar de manera autónoma su propio huerto escolar, que recibirá las visitas periódicas de los coordinadores.

Por el momento, se han facilitado a los diferentes centros escolares 30 plantones de tomates, 200 de habas, 24 de ajos, 400 de cebollas, 400 de lechugas, 400 de rábanos, 250 de espinacas, 300 de zanahorias y 300 de acelgas para que empiecen a cultivarlas. Además, se han repartido 180 regaderas, siete azadas grandes y 180 azadas pequeñas y rastrillos.