Las goteras siguen siendo, en episodios de lluvias, un problema en el Centre de Tecnificació Esportiva (CTE), pese a que el consistorio ya invirtió 45.000 euros para atajar, mínimamente, una situación que se detectó hace un par de años tras un episodio de fuertes precipitaciones. «El techo», comentó el edil de Deportes de la ciudad, Javier Serralvo, «descansa sobre una tela asfáltica. Hace unos años se levantó y realizamos el gasto imprescindible para arreglar la situación».

Todavía quedan goteras en varios puntos siendo la de mayor calado la que sitúa una de las gradas --la que menos uso tiene, aseguró el titular de Deportes--. La reparación definitiva supone un coste «inasumible» para las cuentas municipales. Respecto a la posibilidad de exigir al Gobierno autonómico que afronte esta inversión, Serralvo avanzó que no es sencillo. «Obviamente lo reivindicamos pero la Generalitat no puede, legalmente, sufragar un defecto de fábrica para el que los anteriores mandatarios --en alusión al PP-- no dieron garantías», lamentó el edil socialista.

Pero los fallos de construcción relacionados con el agua han supuesto otras complicaciones. En este sentido, Serralvo aseguró que el sistema de calefaccion de la gradería motivó la sustitución de parte del parqué del pabellón. Las filtraciones que producía obligaron a destinar 8.500 € a reparar el material del suelo. «Tampoco sabemos hasta qué punto era necesario instalar una red de este tipo aquí, con el clima que tenemos», valoró el concejal.

«En un edificio que, entre unas cosas y otras, costó 30 o 31 millones, es una vergüenza que surjan en tan pocos años este tipo de defectos de fábrica», reprobó.

Esta instalación deportiva también se ha visto envuelta en los últimos días en una polémica urbanística. Como publicó Mediterráneo, el alcalde, José Benlloch, fue obligado a pagar una multa de 300 euros por no abonar, pese al recurso, en plazo la sentencia por una parcela, de unos 5.000 m2, anexa al edificio. Una vez los terrenos sean municipales (han de satisfacer 859.000 euros), la idea es acondicionarlos, mínimamente, como zona de aparcamiento ante la imposibilidad de otros usos por su tamaño y forma y la necesidad del recinto.