El alcalde de Vila-real, José Benlloch, anunció ayer que el Ayuntamiento devolverá el IBI rústico del 2018 a los propietarios de las parcelas que estén trabajadas para aliviar la crisis agrícola. La intención es tener «un gesto» con los agricultores que mantienen tierras en activo para ganarse la vida o sacarse un pequeño sueldo.

Para llevar a cabo esta medida económica, cuentan con la colaboración de la Cooperativa Católica Agraria y la Fundació Caixa Rural, que serán las que gestionarán las peticiones y abonarán las cantidades respectivamente.

El munícipe explicó que, aunque el Ayuntamiento aprovecharía los más de 100.000 euros que recauda con este impuesto, no es una parte significativa de los 47 millones de euros del presupuesto anual. Por este motivo, prefieren «premiar a quienes cuidan sus tierras, como ya lo hicieron nuestros antepasados», señaló.

En este sentido, los interesados en que les retornen las cantidades abonadas del año pasado deberán acudir a la Cooperativa, del 16 de septiembre al mismo día del mes de noviembre, para presentar los recibos correspondientes al ejercicio. Junto al documento, el presidente de la entidad, Juanjo Ortells, confirmó que «tendrán que adjuntar otras pruebas que justifiquen que sus propiedades estén explotadas, así como el recibo del agua».

En cuanto se revisen las peticiones, las remitirán a la Caixa Rural de Vila-real, que abonará las devoluciones. El presidente de la Fundació, Enric Portalés, aseguró que «aunque esta medida no va a suponer una ayuda significativa a los agricultores, sí es un gesto importante del Ayuntamiento» y recordó la complicada situación del sector con «una de las peores campañas de la historia».

CONCIENCIACIÓN / El primer edil recalcó la «urgente necesidad» de concienciar a las instituciones con competencias en materia agrícola, para que en el próximo ciclo de cultivos no se repita el «desastre» del último.

Benlloch pidió a la Generalitat, al Gobierno y a la Unión Europea que se comprometan a actuar por los cítricos locales, ya que su desaparición sería «un golpe» que no tienen «calculado en la economía familiar, que aunque no se refleje en los grandes datos macroeconómicos, afecta mucho a la gente» y recordó que «cuando se abandona una finca es un desastre medioambiental por acumulación de basura y aparición de plagas que acaban afectando a otros propietarios». El munícipe aseguró estar en contacto con el president del Consell, Ximo Puig, para evitar los «acuerdos peligrosos», como el de Mercosur.