El Ayuntamiento de Vila-real ha localizado un total de 16 puntos en el término municipal susceptibles de provocar inundaciones. Unos puntos que coinciden con varios de los cruces de dos barrancos principales --el de Ràtils y el Roig-- con diferentes caminos rurales, fundamentalmente ubicados en la zona suroeste, prácticamente desde el casco urbano y siguiendo el trazado de la carretera de Onda hacia el río Sec.

Desde el departamento de Servicios Públicos se ha remitido el listado a la Subdelegación del Gobierno en Castellón, tras la petición formulada por esta institución, con el objetivo de trasladarlo a la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y que este organismo se encargue de su limpieza «urgente», con el fin de evitar en lo posible el desbordamiento de estos cauces a causa de la acumulación de cañas y restos de otros árboles y arbustos que, en la actualidad, invaden estos lechos, dificultando el drenaje de las aguas que se requiere cuando se producen lluvias torrenciales.

COMPETENCIAS // «Desde el Ayuntamiento defendemos que es la CHJ la que se haga cargo de la limpieza de estos cauces, ya que son ellos quienes tienen las competencias y quienes disponen de las herramientas adecuadas para hacerlo», explica el edil de Servicios Públicos, Francisco Valverde.

Y es que, pese a que en los últimos meses se requirió al organismo que preside Mª Ángeles Ureña para que autorizara al consistorio a realizar labores de emergencia en algunos puntos, el propio Valverde reconoce que, en ocasiones, «la CHJ ha denunciado al Ayuntamiento cuando se realizaban trabajos para adecentar tramos de algún cauce, como prevención ante la gota fría».

Por su parte, el propietario de uno de los huertos anexos al barranco de Ràtils que sufre las consecuencias de su desbordamiento aseguró ayer a este rotativo que «antiguamente esto no pasaba, porque se permitía que la gente recogiera cañas, porque de lo contrario lo que pasa, que hay auténticos bosques de cañizar que, cuando vienen aguas con fuerza, los arrastran y crean una especie de presas en los ojos de los puentes, lo que tiene como consecuencia que se desborde el cauce». Y añadió: «Cada vez que viene una riada se me lleva las gomas del goteo y nadie me las paga, ni el Ayuntamiento ni la Confederación Hidrográfica porque, aunque todo el mundo me da la razón, nadie se hace cargo».