El Ayuntamiento de Vila-real ya trabaja para dar respuesta a la segunda petición más votada en los presupuestos participativos del 2017: la ampliación o traslado de los huertos urbanos municipales. La propuesta la presentó la asociación de usuarios de estas parcelas, que consideran que se han quedado pequeñas y que habría que dar entrada a más usuarios sin que por ello quienes llevan un tiempo cultivando la tierra tengan que abandonarla.

Es por ello que el alcalde, José Benlloch, explicó a Mediterráneo que, si bien una opción es buscar una nueva ubicación para ampliar el número de beneficiarios, también exploran la posibilidad de crear «nuevos modelos de relación más ágiles, como puede ser un convenio con esta entidad, que en verano nos presentó un proyecto muy potente».

El primer edil, que afirmó que todavía exploran la mejor opción, añadió que los terrenos podrían ser municipales, pero también privados, y apuntó al banco de tierras creado hace unos años como una posible alternativa.

PETICIONES // Pese a que la administración todavía estudia el proyecto de la asociación --el propio Benlloch reconoce que ya se ha reunido con el concejal de Agricultura, Josep Pasqual Sancho--, lo cierto es que la memoria presentada por este colectivo es muy concreta a la hora de definir en qué terrenos les gustaría ubicar los huertos. Se trata de una parcela adyacente a la nueva Ciutat Esportiva Municipal. No obstante, son conscientes de que este solar tiene «muchas novias» y están dispuestos a negociar un emplazamiento distinto.

Una de las portavoces de la asociación, Katia Miguez, señala que la parcela final debería cumplir dos requisitos clave para el colectivo, esto es, que todos los interesados puedan tener su propio huerto urbano sin tener que expulsar a los actuales arrendatarios, y que el espacio sirva no solo para plantar hortalizas sino para «dar servicio a la comunidad».

En este sentido, el documento que presentaron al consistorio incluye la gestión de todos los residuos orgánicos generados por los servicios públicos, que en la actualidad hay que trasladar a Onda, con el consiguiente coste.

Además, Miguez apunta que en las parcelas se hace «mucho más que cultivar alimentos», puesto que se crean «lazos de vecindad y solidaridad entre personas muy distintas que fuera de ese lugar son más difíciles». Por ello, cree que se podrían hacer más proyectos sociales con la ampliación.