La factura de la larguísima ausencia de Bruno Soriano, la pobre aportación de un veterano como Fuego o la prematura llegada de un Santi Cáseres que no acabó de adaptarse a las exigencias de la Liga española hicieron un poco más patente el vacío dejado por el ahora citizen Rodrigo Hernández en el centro del campo del Villarreal, que marcó a fuego en la agenda del final de la pasada Liga la urgencia de encontrar en el mercado a un hombre capaz de sostener la estructura y el balance del equipo amarillo. Algo así como la continuidad que el pasado mes de enero el Submarino encontró en Vicente Iborra, otro de esos fichajes vitales, primero para, como así fue, asegurar la permanencia y después para mirar a objetivos más altos.

Fernando Roig Negueroles y la dirección deportiva enfocaron el tiro hacia un camerunés de 23 años, compañero de selección de Toko Ekambi y avalado por el propio delantero. André Zambo Anguissa se unió al grupo de Calleja mediada la pretemporada, procedente del Fulham, donde no cuajó la temporada anterior. Pero, cosas del fútbol, si la progresión de Anguissa en la Liga mantiene la buena línea marcada en estas cuatro primeras jornadas los 25 millones de euros de la opción de compra —no obligada— que tiene el Villarreal por el futbolista pueden quedar en una ganga, bien para aprovechar el rendimiento del centrocampista en su propia plantilla o mirando a una plusvalía de futuro, como en los casos de Bailly o Gabriel, por poner dos ejemplos.

Aunque Zambo Anguissa llegó para potenciar esa zona por delante de la defensa que tantas aguas hizo la pasada campaña, el camerunés ya se ha encargado de demostrar que es algo más que un box to box al uso. Pinceladas ante el Granada, sacrificado por el cambio de sistema contra el Levante, espectáculo puro frente al Madrid y, el pasado sábado, su versión más ofensiva en Leganés. Todo en uno. Prometedor.

ABANICO DE RECURSOS

Calleja ha visto en su nuevo futbolista algo más que un muro de contención para reforzar el balance defensivo, un patrón que cumplió escrupulosamente en su llegada a Europa de la mano del histórico Stade de Reims que pulió en su corta etapa de dos años en Marsella, donde coincidió con el exmadridista Lass Diarra o el exgunner Abou Diaby, «algo así como dos hermanos mayores para mí», confiesa Zambo Anguissa.

Tener a otro pulmón de gran físico como Vicente Iborra en este remozado Submarino le permite descubrir otros perfiles. Dentro del 4-1-4-1 que el preparador groguet estrenó esta temporada en Butarque, Zambo Anguissa dio continuidad a su catálogo de recursos, todavía sin explotar al cien por cien. De los sombreros y amagues ante los madridistas Carvajal o Casemiro al juego menos efectista pero más efectivo en Leganés: precisión (cerca del 90% de efectividad en sus pases), llegada al área rival, juego aéreo... sin olvidar las altas dosis de solidaridad y trabajo que motivaron su fichaje.

EL RETO: VOLVER AL NIVEL DEL MARSELLA Suele pasar, y no pocas veces, que los desorbitantes desembolsos de la Premier no tienen resultado inmediato en un fútbol en el que no tiene cabida la paciencia. Anguissa fue la pasada campaña uno de esos casos. Los 30 millones de euros invertidos por el Fulham tuvieron un pobre retorno de 22 partidos de liga y otros tres de copa, lejos de la exhuberancia de las cifras del camerunés en el Marsella, esas que ahora quiere recuperar en la Liga. Con 21 años, la última campaña de Anguissa en Francia sobrepasó los 3.000 minutos: 37 partidos de Ligue 1, 16 de Europa League y tres de Copa y Copa de la Liga.