Daniele Bonera llegó hace dos años al Villarreal al límite. Un 31 de agosto, a punto de cerrarse el mercado, con 34 años y a punto de colgar las botas, un pensamiento que su mujer, Paola, desterró de su cabeza a finales de ese verano del 2015. «Entonces ya llevaba dos meses y medio sin equipo, entrenando solo. Mi mujer me veía triste; todos de pretemporada y tú aquí, en casa, me decía. Pero no era fácil. Tras 10 años en el AC Milan no quería jugar en Italia. Esperé y llegó el Villarreal», recuerda el central italiano. Poco podía pensar entonces que un fichaje tan precipitado iba a tener tanta relevancia. No es el mejor, no es el que más juega... pero quizás sea el más profesional. Hoy por hoy, poca gente en el entorno amarillo votaría en contra de su continuidad.

Daniele Bonera, por supuesto, tampoco. Parafraseando a Griezmann, cuando la pasada semana evaluó con un 6 sus opciones de fichar por el Manchester United, el exmilanista deja caer que lo pondrá todo de su parte para volver a vestir de amarillo una tercera temporada. «Del 1 al 10 quiero quedarme en el Villarreal un 10», sostiene con rotundidad.

Las próximas horas serán claves. Bonera no quiere esperar demasiado a resolver su futuro y su idea es que a partir de hoy o, como mucho tardar, en los primeros días de la próxima semana se desvele la incógnita. «Me gustaría quedarme», asegura el defensa, que en el Submarino ha recuperado la alegría por el fútbol, esa que pareció perder en parte —aunque no lo demuestre la sempiterna sonrisa dibujada en su rostro— tras quedar cortado del club de su vida, el Milan. «Hasta que el cuerpo y la mente respondan quiero estar en un campo de fútbol», reitera.

Ofertas en Italia

Así, en caso de que las negociaciones con el Villarreal no desencadenaran en una tercera temporada en la Liga como amarillo —«aunque yo soy muy optimista» insiste—, la salida de Bonera del club que preside Fernando Roig no significaría el final de la carrera de un futbolista que el próximo miércoles cumplirá 36 años. El mundo no se acabaría con el Villarreal. «Si no continúo, seguiré jugando», dice el central, que reconoce que sus buenas actuaciones en esta recta final de la temporada con el Submarino le han abierto algunas puertas de regreso al calcio. «Es cierto que me han llamado de Italia, que hay algunas opciones allí, pero yo antes quiero hablar con el club que me llamó cuando estaba en casa, sin equipo. Hablaremos y decidiremos».

Autoconfianza

En estos momentos, ya nadie duda de la profesionalidad de Daniele Bonera y su compromiso con un equipo en el que es considerado como el capo, «como me llaman cuando están de broma». Si, hace casi dos años, cuando llegó, alguien pensaba que el veterano futbolista venía a Vila-real de vacaciones o a disfrutar de una jubilación dorada, Bonera ya le habrá hecho cambiar de opinión. «Pero sí, entiendo que la gente pudiera pensar eso. No tengo redes sociales, pero siempre hay amigos que te dicen cosas, que te cuentan que en uno u otro sitio dicen algo no demasiado positivo pero nunca me ha dado miedo eso. Confiaba en mí».

En esta segunda campaña que acaba de finalizar, Bonera jugó menos —unos 200 minutos— que en la primera a las órdenes de Marcelino, pero con más solvencia, como dejó constancia en partidos tan complicados como el empate sin goles en el Pizjuán o en el triunfo en Mestalla, en la última jornada de Liga. Da la impresión que, aunque con dos años más sobre las espaldas, el estado físico de Bonera ha mejorado. El propio jugador encuentra la explicación. «Cuando llegué estaba más de dos meses sin equipo. Además, Marcelino es un técnico muy duro y con tanta exigencia me costó mucho», analiza.

Líder del vestuario

Si su continuidad al final de la temporada 2015/2016 fue una verdadera sorpresa, ya no lo es tanto que el club amarillo valore volver a tener a Bonera entre los elegidos que estarán a las órdenes de Fran Escribá a partir del 10 de julio, cuando se inicie la pretemporada. Bonera ha cumplido en el campo, pero también dentro de un vestuario en el que ha desempeñado a la perfección el otro rol por el que es tan valorado en el Villarreal. «Es importante hablar con los que juegan menos, con los que tienen problemas de lesiones, animarles...», dice Bonera, que ha ido aprendiendo sobre manejos de vestuarios de cada técnico que ha tenido, sobre todo de uno: «Ancelotti estaba mucho más pendiente de los que no jugaban; el resto ya están contentos».