Hay errores que matan. El Villarreal cometió dos fallos demasiado groseros para ganar a un rival directo y con el pedigrí del Sevilla. Competir bien significa minimizar los deslices que puedan dar un atisbo de ventaja al rival. Y el equipo de Emery concedió dos que le costaron muy caros. Salvo esos dos borrones puntuales, el Submarino fue mejor y nunca le perdió la cara al partido. Se puso fin a una racha de 18 partidos invictos (19 si se contabiliza el no jugado ante el Qarabag), pero con buenas sensaciones. La mochila del penalti de Juan Foyth fue demasiado pesada en un pulso tan igualado.

¿Manos Absurdas? ¿Error infantil? ¿Demasiado castigo para un acción que no tenía peligro alguno? ¿Un reglamento con interpretaciones diversas? ¿La falta de un criterio claro para la aplicación del VAR? Posiblemente un poco de todo ello.

Pero lo cierto es que el conjunto amarillo empezó uno de los partidos más importantes de su pelea por la cuarta plaza de Champions en la que tanto groguets como sevillistas parecen destinados a ser los más importantes candidatos, con una losa muy pesada.

Era como afrontar un carrera con una piedra en la zapatilla. Y cualquier explicación que se otorgue a la acción puede ser válida, pero lo cierto es que Foyth desplegó la mano al viento y tocó el balón, aunque solo lo rozó y se marchaba hacia arriba sin peligro alguno, como que el VAR funciona unas veces sí y otras no.

La jugada acabó en penalti tras dos minutos de incertidumbre. Y Lucas Ocampos puso por delante al Sevilla. Un partido de ese nivel es realmente increíble que se condicione por una acción que no tenía incidencia alguna.

En el campo, el partido fue bonito, igualado, intenso, con un plus de dominio del Submarino, cuyo juego tenía dos ideólogos como Trigueros y Parejo, que canalizaron el balón hacia los desdoblamientos sobre todo de Pedraza por el carril zurdo, pero también intentando filtrar el pase por dentro. El equipo de Emery estaba más cómodo con balón, pero sin generar demasiado.

El Villarreal se marchó al descanso con el lastre del penalti. Emery reaccionó con rapidez y transformó el 4-4-2 en un 4-3-3 sustituyendo a Foyth por Yeremi Pino. El canario salió como un toro enfurecido del corral. No tardó en crear peligro y en poner en alerta a la defensa del Sevilla. Fer Niño tuvo el 1-1 en sus botas, pero tardó una milésima de segundo en rematar, el tiempo justo para que Diego Carlos le robara el balón. En la jugada siguiente, una pérdida de Rubén Peña, con la defensa mal colocada, acaba en un balón largo sobre En Nesyri quien supera en velocidad a los dos centrales amarillos y el marroquí bate a Asenjo.

El Submarino no acusó el golpe. Todo lo contrario, si hasta ese momento había sido mejor, el partido pasó a ser un monólogo. Pero el Sevilla tuvo otro Bonus a favor, al margen del VAR, con tres paradas decisivas de su portero. Yeremi Pino y Pedraza rompieron al conjunto de Julen Lopetegui. El lateral zurdo emuló la acción maradoniana de aquel mítico gol a Inglaterra, pero Bono le quitó la gloria que merecía el cordobés.

Instantes después, un tiro envenenado de Chukwueze también era desviado providencialmente por el meta, quien también evitó un gol en propia puerta después de otra cabalgada de Pedraza. El Sevilla tuvo dos Bonus a favor que truncaron una gran racha del Villarreal. ¡Queda mucha Liga!