La buena dinámica del Villarreal en estas últimas jornadas, con tres victorias en cuatro partidos y las plazas europeas, incluso las de Champions, a solo dos puntos de distancia, no solo ha revitalizado a una plantilla con ganas de reivindicarse tras los agobios de la pasada campaña. También la afición afronta con ánimos renovados una temporada en la que espera ver de nuevo codearse a su equipo en las primeras posiciones de la Liga española.

Con viajes organizados ya a Butarque y al Camp Nou, aunque en el primero con una presencia prácticamente testimonial —una veintena de seguidores—, el efecto de la última goleada ante el Betis ya ha tenido su efecto entre la parroquia grogueta, que ha dado su apoyo masivo al viaje de este sábado a Pamplona. Los seguidores amarillos han agotado la totalidad de las 350 localidades disponibles en la grada visitante del Sadar, entre los autobuses completados por la Agrupació de Penyes (APV) —uno de 70 aficionados de la Celtic Submarí y un segundo que llevará a otros 54 incondicionales del Submarino hasta Pamplona— y los groguets que han adquirido las entradas sueltas a través del Villarreal y aprovecharán para pasar el fin de semana en tierras navarras. Una representación lo suficientemente importante para que los jugadores de Calleja noten el apoyo de parte de la grada ante el recién ascendido a Primera.

CUATRO BAJAS EN EL RIVAL

En cuanto a la última hora puramente deportiva para el partido, mientras Javier Calleja espera tener a todos disponibles salvo el lateral izquierdo Alberto Moreno y el centrocampista Bruno, Osasuna afronta el choque ante el Villarreal con cuatro bajas por lesión. A las de larga duración de Unai García, Kike Barja e Íñigo Pérez se une la del defensa David García esta semana. Facundo Roncaglia y Raúl Navas son los dos aspirantes a cubrir la vacante en el centro de la defensa rojilla.