Siempre he entendido que la mejor política de comunicación que existe es la transparencia. Nunca falla decir la verdad sin esconder nada. Es la línea recta, la distancia más corta entre un club y su afición. Y, además, elimina de un golpe cualquier rumor infundado o los bulos típicos de este tipo de situaciones.

Por ello, creo que la gran masa social con que cuenta el Villarreal, además de sus miles de seguidores por España y el resto del mundo, se merecen que les cuenten qué pasa con el caso Bruno Soriano. Muy sencillo, comunicado oficial o que el doctor Adolfo Muñoz, responsable de los servicios médicos del club, quien por cierto es un excelente profesional, explique cómo está su lesión y qué se espera de Bruno.

Más de un año apartado de los terrenos de juego, y todavía sin haber pisado campo, es tiempo suficiente para ofrecer una versión. Para mí no hay temas tabús para un informador ni para nadie. Hay que tener respeto por la figura de Bruno, pero nunca miedo a contar la verdad porque ese temor sería también faltarle el respeto a la gente.

Ese silencio, además de que empieza a molestar a la grada, no es bueno para nadie, ni para el club, ni para el jugador ni tampoco para los falsos bulos, algunos mal intencionados y Bruno no los merece. Ojalá fuera para contar que vuelve a jugar ya. Es mi deseo, el de la gent grogueta y creo que el de todo el fútbol. Bruno hace mucha falta, pero también la verdad y la transparencia.