Echando un vistazo a la trayectoria del Villarreal en la presente temporada nunca se sabe si visitar al colista de Primera, el Málaga —este próximo domingo— juega a favor o en contra de las aspiraciones de los amarillos de consolidar un poco más su plaza para la próxima edición de la Europa League. Desde la primera jornada de la Liga, el Submarino evidenció que son los rivales de la zona baja los que le están poniendo en más problemas para alcanzar su objetivo. El 1-0 ante el Levante UD en el estreno de la competición vio cómo se escapaban los primeros tres puntos ante los enemigos, teóricamente, más asequibles de la Liga.

El equipo groguet ha dejado escapar en lo que llevamos de Liga un total de ocho puntos ante los conjuntos que actualmente están inmersos en la pelea por la permanencia en la máxima categoría, una cifra que contrasta con la mayor fiabilidad demostrada ante los dominadores de la competición. Únicamente cinco puntos han volado ante los equipos que están situados a falta de nueve jornadas para el final de la Liga en posiciones de Champions: los tres que se llevó de La Cerámica el Barcelona en el polémico duelo de la primera vuelta y los dos que dejó de sumar el conjunto de Calleja en su visita al Wanda. El resto de duelos ante los equipos Champions se han saldado con victorias para el Villarreal. La última, ente el Atlético, se suma a las logradas en el tramo final de la primera parte de la Liga ante el Valencia y el Madrid, ambas con el mérito añadido de haberse logrado a domicilio.

TROPIEZOS ANTE ‘SUFRIDORES'

Sin embargo, la efectividad de los amarillos ha bajado ante los últimos cinco de la competición, en orden descendente, Alavés, Levante, Las Palmas, Deportivo y Málaga, el próximo rival. Ante este grupo de sufridores, el Submarino ha tenido tres tropiezos inesperados que han complicado un poco más el reto de estar entre los seis primeros de la Liga. Al citado duelo ante el Levante se unió el tropiezo frente al Depor en casa (1-1), mientras que de La Cerámica también se escaparon tres puntos vitales ante un Alavés que aún no puede certificar su condición de Primera un año más.

La Rosaleda pondrá en estado de alerta la reacción de un Villarreal que quiere demostrarse a sí mismo, como hizo en Las Palmas, que ya no sufre desmotivación ante los candidatos al descenso.