El Villarreal ha entrado en barrena. Sigue sin resolver partidos que tiene encarados y que se le escurren por el desagüe en los minutos finales. Nadie hubiera dado un euro por el Valencia en el minuto 85 cuando perdía por 0-1 y Cillessen había evitado un marcador mucho más abultado. El portero che desbarató claras ocasiones de Gerard, Paco Alcácer, Pedraza y Carlos Bacca. Lo más grave es que el equipo de Emery dejó con vida a un rival que estaba muerto y que resucitó por dos veleidades defensivas en el tramo final del partido: un penalti absurdo y riguroso de Moi y una acción final que se hubiera podido evitar con más concentración. Un equipo de la experiencia del Submarino no puede dejar escapar tres puntos como los que perdió anoche en el derbi en Mestalla (2-1) y que rubrican una racha de auténtica pesadilla al sumar solo 5 de los últimos 24 puntos, unos números de descenso.

El equipo amarillo se presentaba en Mestalla con las dudas resultadistas del ansia por volver a conjugar el verbo ganar después de siete partidos sin ganar.

Una presión que pesaría a cualquier equipo, sobre todo cuando se afronta un partido de rivalidad autonómica. El actual Villarreal no está en su mejor momento, pero sigue siendo un equipo sólido. El Valencia se presentó con una buena actitud e, incluso, llegó a tutear al que ahora es su hermano mayor en la Comunitat.

Javi Gracia ordenó una presión alta sobre la salida del balón de los amarillos, intentando sorprender con un robo de balón inesperado o provocar el fallo en la entrega.

Ello tiene un premio, si se produce la pérdida, pero un riesgo si se supera el acoso en primera instancia porque se generan huecos en el resto del campo. Emery mantuvo su idea de jugar desde atrás e inyectó velocidad y desborde con Chukwueze en el perfil diestro, con Gerard y Alcácer en punta.

Los groguets apenas sufrían atrás y hacían acopio de paciencia para buscarle los puntos débiles a un rival voluntarioso pero muy verde en algunas demarcaciones.

Y si una virtud posee este equipo de Emery es que tiene argumentos y futbolistas muy importantes para generar peligro y resolver en una acción puntual.

Paco Alcácer se movió con mucha inteligencia y formó un tándem con Gerard que tarde o temprano se intuía que se la iba a armar a la zaga valencianista. Gayà sacó una pelota casi dentro de la portería en un remate preciso del goleador de Torrent.

DOS GOLES DE PENALTI... DE VAR

Y dos minutos después, Gil Manzano, el árbitro menos apreciado por la afición amarilla, advirtió al árbitro de unas posibles manos del capitán del Valencia. La revisión del VAR determinó que era penalti por unas de esas acciones tan discutidas en este fútbol moderno del videoarbitraje.

Gerard marcó su gol número 15 y anotó el 0-1 en el minuto 39. El Villarreal tuvo el segundo, otra vez en las botas de Alcácer, pero Cillessen evitó el KO de su equipo.

El Submarino siguió perdonando ocasiones claras en las botas de Pedraza, Gerard y Bacca, por falta de puntería y por un salvador CillesSen. El Valencia se mantenía vivo en el marcador, ante un rival que le perdonaba en cada fallo en ataque.

Y el VAR se la volvió a jugar al Villarreal. Un penalti evitable pero riguroso de Moi, quizás como el primero de Gayà, acabó en gol en el minuto 85. Y en el descuento, en el 91, Guedes mataba el partido con una contra totalmente evitable, condenando a los amarillos en otro final cruel.