Pablo Fornals y el Villarreal se reencontraron en el camino después de que el futbolista vistiera de amarillo siendo un niño durante cinco temporadas. Así recuerda el jugador para Mediterráneo su primer fichaje: «Por medio de Pablo Ortells [actual director de fútbol del Villarreal], que era jugador del Benicense en esa época, se pusieron en contacto conmigo. Me llevaron al Villarreal y a mi familia y a mí nos pasó lo mismo que nos ha pasado este año. De que los entrenadores sean tus padres pasas a un club tan bien estructurado y con tan buena pinta... No puedes decir que no. Y allí estuve cinco temporadas».

Cuenta una leyenda que el club amarillo decidió prescindir de sus servicios porque estaba pasado de kilos. El jugador reconoce que «había oído esa historia», pero la desmiente: «La gente puede decir lo que quiera, pero yo sé lo que pasó. A mí no me echó nadie, me fui yo».

DE BRUNETE AL CASTELLÓN

Así recuerda Pablo Fornals su marcha de las categorías inferiores del Submarino: «Fui a un torneo de Brunete. Te pongo en situación. Eres un niño de 10 años, tienes a todos tus amigos y a la familia pendiente de ti y lo que quieres es salir por la tele. Vas a un torneo así siendo uno de los mejores del equipo, aportando goles y asistencias durante toda la temporada y llega lo que estás esperando todo el año y no te dan la oportunidad: jugué un minuto contra el Valladolid y dos minutos contra el Sevilla. Eres un niño, te echas a llorar, tus padres no quieren verte llorar y te dicen para estar enfadado nos vamos a casa. Quizás no fue acertado, pero a día de hoy creo que sí».

Ya de nuevo de amarillo no esconde que es un privilegio jugar en casa y tener a las personas queridas tan cerca: «Que cada partido 20 ó 30 personas vengan a verme solo a mí porque son familia, amigos… Es bonito estar cerca de mi familia. Hacía mucho tiempo que no podía estar a su lado y es de agradecer».

Siguiendo con su etapa de formación, tras salir del Villarreal firmó por el Castellón, que no se lo pensó dos veces a la hora de incorporarle. El jugador no esconde sus sentimientos hacia el club albinegro: «Decidimos salir del Villarreal y el club que me dio cobijo y me hizo volver a engancharme al fútbol y a disfrutar fue el CD Castellón. No tengo ningún reparo en decir que gracias al Castellón a día de hoy puedo estar aquí. Estuve cuatro temporadas y a muchos de mis amigos actuales les conocí allí. En el último año alternaba el cadete A con el juvenil y llegó la llamada de Manel Casanova [recientemente fallecido]. A mí, que venía de un club pequeño, me pintaban ir a un Málaga que ese año iba a jugar Champions. Hubo otras opciones, pero yo quise ir allí y, gracias a Dios, fue otra decisión acertada», confiesa.

SU ETAPA EN EL MÁLAGA

En el filial del Málaga tuvo como entrenador a Salva Ballesta, un técnico al que también ha mostrado agradecimiento siempre que ha tenido ocasión. Así le recuerda: «Salva era y es un personaje entrañable. Con él cualquier cosa podía pasar; eran todo extremos. Ese año en el Malagueño disfruté. No nos trataba como a chavales, sino como a hombres y nos ayudó a darnos cuenta que el fútbol no era estar en un filial, cómodo. Si quieres llegar a un primer equipo tienes que trabajar. Gracias a ese año con Salva Javi Gracia me dio la oportunidad de debutar en Primera», reconoce.

Entre los curiosos métodos reconocidos por el propio Salva, está el uso de algunas caricias durante los entrenamientos: «Nos daba balonazos en la cara, codazos… entrenar con él era siempre llevarte alguna. Pero era una delicia estar en su grupo y aprender. Verle rematar, con esa potencia con la que entraba de cabeza… Fue un año en el que aprendí muchísimo».

Lo que queda claro es que Fornals es un futbolista vocacional: «Desde que tengo uso de razón me recuerdo jugando. Con tres años, cuando era un mocoso, ya le daba en el patio del colegio. Después ya pasé a la escuela del Benicense». Y allí comenzó a forjarse una estrella.