La llegada de Unai Emery al banquillo del Estadio de la Cerámica es cuestión de horas (en el caso de que una de las dos partes rompiera el pacto al que llegaron hace unos meses, previo al parón por el coronavirus, debería indemnizar a la otra con algo más de un millón de euros), pero el entrenador vasco lleva tiempo trabajando por si Fernando Roig le escogía para el nuevo proyecto del Submarino en detrimento de Javier Calleja, finalmente despedido el pasado lunes, un día después de acabar la temporada, en la que el Villarreal CF, a los mandos madrileño (a quien todavía le quedaba otro año más de contrato), protagonizó un esprint final memorable para escalar hasta la quinta plaza.

El Villarreal cambia un técnico de la casa (con todo lo bueno y malo que ello conlleva) por uno de los entrenadores españoles con mejor currículo de la década, en lo que es un mensaje de que está dispuesto a dar ese nuevo salto de calidad que le permita regresar a la Champions y, a la vez, pelear con mayores garantías de éxito por un título. Reservada LaLiga a un reducidísimo grupo (Real Madrid y Barcelona; si acaso, también al Atlético), la Copa del Rey (sobre todo, gracias a su nuevo formato) y la Europa League (se ha asomado, sin conseguirlo, a la final) son los objetivos de los amarillos, que después de una sobresaliente regularidad en el campeonato doméstico (14 clasificaciones europeas en las últimas 17 temporadas, con el quinto puesto como la posición más repetida), cree que ha llegado el momento de aspirar a algo más. De ahí la apuesta por un entrenador que ganó tres veces la Europa League con el Sevilla, que asentó al Valencia en la zona noble y que ha dirigido a dos transatlánticos del viejo continente como el Paris Saint-Germain y el Arsenal.

EL LEGADO

No obstante, Emery está obligado a mejorar la herencia de Calleja, quien le ha dejado el listón alto. Muy alto. Mejorar el quinto puesto al que el Submarino se aupó tras el parón por la pandemia significa volver a la Champions; en tanto que, en la Copa del Rey, las miras están puestas en la final, después de que esta campaña lo tuviese todo de cara para caer en los cuartos frente a un rival de Segunda A (Mirandés). Incluso en la Europa League, a pesar de que falta todavía mucho para definir la de la próxima temporada, todo lo que no sea alcanzar las últimas dos rondas, no satisfaría el singular relevo en el banquillo de La Cerámica.

ENSAMBLAJE

El quipuzcoano regresa al fútbol español, después de que sus experiencias en Rusia, Francia e Inglaterra no fueron redondas. Lorca, Almería, Valencia y Sevilla solo pueden hablar maravillas del guipuzcoano.

Emery llevará las riendas de un proyecto ambicioso en un club muy estable, así que su preocupación deberá adaptar su estilo a la filosofía del Submarino y a la composición de la plantilla que aunque registrará sensibles bajas, mantendrá el núcleo que viene de firmar una temporada de notable alto, pese a la decepción por las altas expectativas generadas en la Copa del Rey y a que esta campaña no navegó por aguas europeas.