Cualquiera que identifique la personalidad del futbolista del Villarreal Miguel Layún con su carácter guerrero sobre el césped va por el camino erróneo. «En el campo soy un poco revolucionado, se me va la cabeza, porque el fútbol me mueve, me apasiona», reconoce. «Fuera soy mucho más tranquilo», puntualiza. Y polifacético, añadiríamos.

La otra cara de Layún nos lleva a una persona calmada, amante de la conversación y con la cabeza muy bien amueblada. «Soy de la idea de que el fútbol te permite hacer un patrimonio en un corto periodo de tiempo, pero el fútbol se acaba, la vida sigue y si uno puede aprovechar el momento para potenciar algo, bienvenido sea». Ese algo, para Layún, es su faceta de empresario y de hombre ligado a su tierra. El café une esos dos conceptos. El café soluble, para ser más exactos, un producto del que los mexicanos son consumidores compulsivos. «Mi tierra, Córdoba, es muy cafetalera. Me interesaba hacer algo en mi país, invertir en México en algo que tuviera arraigo con mi lugar de procedencia». Y nació Café 19, la marca desarrollada hace un par de años junto a un amigo y que ya tiene presencia «en más de 90 puntos de venta del país».

El negocio del café es, además, una válvula de escape. «No veo sano estar 24 horas al día, siete días a la semana, en una cosa. Ahora que estaba estresado por la situación del equipo, poder descolgar el teléfono y poner la cabeza a pensar en otros asuntos viene bien para la sobrecarga mental», explica el mexicano, una rara avis dentro del fútbol profesional.

También en lo que respecta a las redes sociales, en las que suele tener una presencia asidua... y activa. Para Layún, Twitter, Facebook o Instagram no son solo espacios de promoción personal, que muchos jugadores de nivel —él, por ejemplo, sobre pasa los tres millones de seguidores en Twitter, de largo el futbolista del Villarreal con más repercusión en la red de mensajes cortos— delegan en empresas especializadas. «Yo atiendo personalmente mis redes porque creo que es la única forma real de estar en contacto con mis seguidores», dice Layún, que no solo vuelca sus inquietudes futbolísticas en Internet, también las personales, a pesar de que algunas le han llevado en alguna ocasión a verse envuelto en discusiones incómodas.

#LaculpaesdeLayún

Menudencias si se comparan con la peor experiencia vivida por el actual jugador del Villarreal. El hashtag #LaculpaesdeLayun —«formará parte de mi futuro libro», sonríe— se convirtió en el más popular entre los seguidores del América en el 2010... y en una pesadilla para Layún. El futbolista acababa de regresar a su país tras su breve aventura con el Atalanta, en la Serie A, y en el América las cosas no funcionaban, ni personal —«con una exigencia defensiva a la que no estaba acostumbrado»— ni colectivamente. «Hubo una cacería de brujas. Señalaban a directivos y a mí me tocó ser el cabeza de turco del equipo para las críticas y para que la gente me señalara, comenzando por los medios de comunicación. Uno de ellos creó ese hashtag. Fue trending topic y un bullying bastante fuerte. Incluso cuando salía los camareros no me querían atender; había insultos, agresiones a mi familia; incluso tenía que decir a mi gente que no llevaran camisetas mías al estadio... Fue un momento complicado pero que me obligó a crecer, a trabajar lo psicológico, emocional... Y eso me ha hecho como soy. Pero ya está olvidado», relata ese episodio que ahora, con perspectiva, se toma con buen humor.

Ahora Miguel Layún disfruta de una vida mucho más tranquila en Europa, en Vila-real, lejos de los objetivos sensacionalistas de la prensa mexicana, de los que fue una de las presas predilectas. «Todo lo que haga una persona pública en México es noticia y cuanto más manchada pueda salir esa figura pública mejor, más vende».