Adrián Marín lo tenía claro: se iba para volver. Y así ha sido. Después de un año cedido en el Leganés, donde ha disputado la nada desdeñable cifra de 26 partidos en Primera, el lateral izquierdo regresa «a casa», al Villarreal, con la intención de ser importante. Pese a que la experiencia en el conjunto madrileño «no fue la esperada», el futbolista de 20 años reconoce a Mediterráneo que vuelve «más maduro». «Me hubiera gustado tener más continuidad, pero esta temporada me ha servido para ser más fuerte psicológicamente y para romper la barrera de jugador del filial», añade. «Ahora me siento de la primera plantilla», asiente.

A nivel futbolístico, el defensa destaca que ha aprendido también «otras facetas del juego» en su periplo en Butarque: «Allí el fútbol era diferente al que estoy acostumbrado desde los 11 años en el Villarreal. Era un estilo más directo y defensivo, no estábamos acostumbrados a dominar y tener la pelota, así que he podido pulir detalles como el de la agresividad o el sufrimiento, conceptos que no había puesto tanto en práctica y que me servirán».

CON LAS PILAS CARGADAS

El murciano admite que está «como loco» por ponerse a disposición de Fran Escribá. «Las vacaciones siempre vienen bien, pero estoy deseando que empiece todo, que vuelva a rodar la pelota. Ya tengo la mente puesta en el Villarreal desde hace tiempo». Marín afirma que «en este club inculcan valores como el del agradecimiento»... y así se siente: «Cuando sales fuera, te das cuenta de lo que es el Villarreal: valoras el cariño que te dan, los medios de los que dispones, cuerpo médico, compañeros... Aquí no te falta de nada».

Asegura el joven jugador de Torre Pacheco que «a pesar de estar fuera la última temporada, desde el club no se han desentendido». Adrián Marín subraya que «otros equipos se desentienden de los cedidos, pero les he sentido muy cerca, me han arropado en los buenos y malos momentos».

UNA DURA COMPETENCIA

Para ocupar el carril del 3, el internacional sub-21 deberá luchar por el puesto con el incombustible Jaume Costa, con el que siempre ha mantenido una relación muy estrecha: «Jaume es uno de los capitanes y lleva mucho tiempo en el club». «Soy el primero que le tengo un cariño enorme, porque tanto él como Mario fueron los que más me ayudaron cuando subí al primer equipo», explica. De todas formas, Adrián no quiere ser una comparsa: quiere luchar para ser titular, y lo hará «sin ningún miedo». «La competencia será sana y por el bien del equipo», esgrime.

El poderoso defensa, que será un jugador del Villarreal a todos los efectos y sobre el que no se contempla que vuelva a salir cedido, confirma que este año «ha madurado de golpe», pese a que su debut en Primera como amarillo se remonta al 14 de septiembre del 2014, cuando contaba apenas con 17 años: «Iba de menos a más, pero daba la impresión que no acababa de soltarme. Ahora me veo muy cambiado».

UNA FILOSOFÍA CLARA

Por último, el murciano quiso valorar los objetivos individuales y colectivos cara a la ilusionante temporada 2017/2018: «El del equipo, manteniendo la humildad y ambición de siempre, será el de mantenernos en los puestos europeos». «A nivel personal, deseo tener minutos en el equipo al que quiero y al que llegué en categoría infantil, que es lo más grande», matiza.

No será, precisamente, el único futbolista de la cantera que está en el primer equipo, pues puede haber hasta siete jugadores formados en las categorías inferiores: «Este es un club con una cantera increíble, una de las mejores de España. Estar tan arriba con tanta gente de casa tiene mucho mérito». Avala, por último, las llegadas de Enes Ünal y Rúben Semedo, de los que aseguró lo siguiente: «Este club siempre acierta. Estoy viendo a Semedo y me está gustando muchísimo. La plantilla se renovará con gente joven, con ilusión y hambre, lo cual es bueno para conseguir los resultados». Con jugadores como Adrián Marín, será más fácil.