Ser valiente en fútbol a veces también puede ser un pecado. Sí, pero también un orgullo para aquellos que consideramos que este deporte debe ser un espectáculo. Javi Calleja ha recuperado el estilo del Villarreal, aquel que le hizo subcampeón de Liga y semifinalista de la Champions League. Es hasta sorprendente que un técnico novato haya entrado en el fútbol profesional con tanta frescura en sus planteamientos y con una personalidad incuestionable.

Su equipo regresaba de un duro viaje de 11.000 kilómetros y muchas horas entre esperas de aeropuertos y avión (casi 15 horas de vuelo de ida y vuelta) autobuses, cinco horas de diferencia entre España y Kazajistán con el que cualquier organismo se resiente y un intenso partido en Astaná en el que estaba en juego tanto la clasificación, que hubiera peligrado con la derrota y el ser primeros de grupo. Y les puedo contar en primera persona que el viajecito se las trae porque hasta el domingo aún conservaba síntomas de cansancio y del cambio horario en el organismo. Por todo ello, posee un mérito enorme el partidazo que los jugadores del Villareal se marcaron ante el Sevilla pese a la derrota. Su único pecado fue el de la valentía, porque hasta con 10 dispusieron de ocasiones para empatar.

Calleja podría haber planteado ayer un partido especulador, esperando atrás a un rival tan cualificado como el conjunto de Berizzo. Pero decidió salir, como siempre, a jugar en el campo del Sevilla. Continúa manteniendo fidelidad a su idea. Incluso con 10 jugadores retuvo a Bacca y Bakambu y sacó al campo a Sansone.

Con un equipo en el que muchos de sus jugadores claves están cargados de partidos, con dos centrales fuera por lesión, sin poder contar con Samu Castillejo y Cheryshev, todavía con Bruno en el dique seco... Y teniendo que prescindir medio partido de Rodri, una baja que desequilibró al equipo defensivamente. Con todo eso, le dio un repaso al Sevilla durante muchos minutos.

Ha logrado mejorar el estilo de aquel añorado Villarreal de Pellegrini, dotándolo con las mejores virtudes del de Marcelino, es decir, con más velocidad, ritmo e intensidad en el juego.

La derrota ante el Sevilla fue muy cruel. El fútbol le dio la espalda al valiente, pero espero que los más de 19.000 aficionados que estuvieron en el estadio de la Cerámica salieran orgullosos de su equipo. A veces me queda esa sensación de que sigue existiendo un peligroso mal de altura en el entorno. Me quedé decepcionado con el pobre recibimiento dispensado a la llegada del bus con los jugadores.

Otro dato que valoro es el espíritu competitivo del que ha impregnado al equipo. Calleja sale en todas las competiciones a ganar y sí, hace rotaciones, pero no revoluciones en el once.

Y el jueves lo volverá hacer con la Copa, en una eliminatoria que está cuesta abajo. Para que todo no sea perfecto, este equipo debe aprender a congelar los partidos. Con el 2-0 fue un correcalles. Había que defender con posesiones más largas de balón y no arriesgar con un fútbol tan volcado en la portería rival. Le faltó la pausa que suele poner Bruno Soriano.

Por cierto, también se ha recuperado a Roberto Soriano y Sansone. Ahora, Calleja debe buscarle un sitio a Cheryshev, un futbolista especial y que también es patrimonio del club. Denis tiene que tener un papel principal en este Villarreal. Pero yo quiero muchos Callejas en el fútbol. Valiente también Roig Negueroles, su gran defensor.