Samuel Chukwueze (Umahaia, Nigeria, 22 de mayo de 1999) celebró ayer su cumpleaños en la cresta de la ola. Su fulgurante aparición en el inicio de la fase de ascenso a Segunda A ha sacado del anonimato a este campeón del mundo sub-17 —ganó el torneo con la selección nigeriana en el 2015—, que en tan solo un mes ha pasado de jugar la División de Honor juvenil a liderar el ataque del filial amarillo, que ha encontrado en Samu —como le llaman sus compañeros— un torrente de velocidad, regate y gol que puede ser clave para regresar a la categoría de plata.

El pasado domingo, San Mamés, La Catedral del fútbol español, se rindió a sus pies. Dribblings imposibles, definición perfecta y asistencias dibujaron el partido perfecto del nigeriano, un talento natural que a principios del 2017 hizo las maletas para abandonar la Diamond Academy de su país y empezar la aventura en Europa.

Curiosamente, el Villarreal no era el destino en el primer billete de avión de Chukwueze. Medio año antes de su aterrizaje en la Ciudad Deportiva el Arsenal le esperaba con los brazos abiertos. Incluso pasó reconocimiento médico con los gunners, pero su club decidió paralizar la operación. Oporto parecía ser su nuevo destino, pero la negociación con el club portugués tampoco llegó a buen puerto por diferencias económicas. El Villarreal aprovechó su ocasión pata atar a la nueva joya de su cantera a cambio, según apuntaron en Nigeria, de 500.000 euros.

Una vez obtuvo la mayoría de edad y el permiso para competir en España, la progresión ha sido imparable. El juvenil groguet pronto se le quedó pequeño y tras un breve paso por el Villarreal C, en Tercera, Miguel Álvarez consideró que había llegado el momento de ponerle en escena en el primer filial, una confianza que Chukwueze agradeció el pasado domingo en San Mamés, donde celebró efusivamente su golazo con el técnico jiennense, una de las muchas perlas que dejó en el primer asalto del play-off.

Samu no ha hecho más que dar sus primeros pasos para emular a su espejo, el holandés del Bayern Arjen Robben. «Intento basar mi juego en el de Robben, un jugador que puede correr con la pelota a gran velocidad, marcar goles y darlos. Quiero ser un jugador versátil como él», dijo tras coronarse campeón mundial sub-17.