A dos semanas vista del inicio de la Liga, el Villarreal continúa dejando entrever el gran potencial que posee esta plantilla en la que se ha efectuado una fuerte inversión, pero también alumbra defectos que la pasada temporada sembraron dudas y que deben corregirse, como demostró ante el Wolverhampton (2-1). A Calleja le han puesto en sus manos un buen elenco de futbolistas, una de las mejores plantillas de la historia del club, y ahora su trabajo consiste en hacer funcionar este equipo al nivel que se espera de él. Sigue agarrado a su idea, la misma con la que el Submarino vivió sus mejores momentos con Pellegrini en el banquillo.

Este Villarreal posee mucho talento, concepto sobre el que está haciendo virar el juego el entrenador amarillo. En Inglaterra hubo de todo. Detalles buenos en la primera parte, cuando dio velocidad al juego y buscó los espacios libres, porque delanteros como Gerard Moreno y Ekambi son ideales para ello. Fornals fue el catalizador que se encargó de originar las reacciones químicas que dieron velocidad y vivacidad al Submarino. Tres pases magistrales del castellonense encontraron las mejores virtudes de la dupla atacante, con un gol del catalán y un posible penalti cometido sobre él, así como dos acciones vertiginosas del camerunés.

Calleja juntó calidad con talento y genialidad (es decir, Morlanes, Fornals y Cazorla), y en la probeta salió una alta concentración de fútbol. Pero en algunos momentos se echa de menos esa chispa y el punto de velocidad necesario para sorprender al rival; cuando eso sucede, el Villarreal entra en fases de monotonía, largas posesiones y transiciones lentas. Y cuando tienes dos delanteros con tanto nivel, hay que buscar fórmulas para aprovechar su pegada. Porque, en ocasiones, el equipo groguet se atasca en ese juego interior, sobre todo cuando los laterales no le dan respiro por las bandas. Cazorla y Fornals supieron darle un toque diferencial al Submarino.

Ante un recién ascendido a la Premier League, el Villarreal dejó errores del pasado que se deben pulir con la competición en la esquina. Al igual que ciertos desajustes defensivos en las bandas de Layún y Pedraza. La polivalencia es buena, pero no debe ensombrecer el oficio. El extremo, reconvertido a lateral izquierdo posee unas enormes cualidades, que ayer se echaron de menos en ataque, pero defensivamente cometió algún error que costó uno de los goles del Wolverhampton.

Calleja debe añadir el concepto juego de bandas con más asiduidad a su repertorio. Sí, recurrir a futbolistas que permiten más desborde, como Cheryshev o un Pedraza ubicado más arriba; o Castillejo, cuando se le da más libertada para ir hacia fuera.

ESTRATEGIA

Otro punto débil fue el juego aéreo en las acciones a balón parado. El central Willy Bolly empató el partido en los compases iniciales de la reanudación; lo hizo en un saque de esquina que remató con facilidad para sorprender a Barbosa.

El Villarreal necesitará en determinados partidos un poco más de músculo. Y, por supuesto, una dosis superior de intensidad. El Wolverhampton fue mejor que los de Calleja (ayer de morado) en la segunda parte. Seis minutos después del empate, el mexicano Raúl Jiménez adelantó a los ingleses en el marcador.

Calleja continuó probando cosas. Mario volvió a salir de central, con Miguelón y Jaume en los laterales, y Layún pasó al centro del campo. No se encontraban los huecos necesarios y faltó profundidad, con un juego demasiado previsible. No se estaba viendo la mejor versión del Submarino.

Así llegó la primera derrota del Villarreal de esta pretemporada. No es importante el resultado, pero sí lo es ir corrigiendo errores y ajustando un once que compagine talento con desborde, ataque con equilibrio defensivo, pausa con velocidad y, sobre todo, que sepa interpretar que arriba tiene dos delanteros de primer nivel como Gerard y Ekambi y hay que jugar a lo que ellos saben. Calidad hay, y mucha; ahora solamente hay que ensamblarla y hacer un buen equipo.