Luis García Plaza tenía una papeleta complicada. Con tan solo tres entrenamientos, el nuevo entrenador del Villarreal CF afrontaba el pasado jueves una final, a las primeras de cambio, el ser o no ser en la Europa League ante el Spartak.

El empate valía. El único objetivo era pasar. Pero el equipo fue más allá. El Submarino logró una victoria cómoda, siendo superior a su rival y que le sirvió para pasar como primero de grupo.

Un triunfo fraguado en un cambio de actitud y, a su vez, en una serie de variantes tácticas que ayudaron al equipo a ir creciendo a medida que pasaron los minutos, ganar en confianza y vencer dejando la portería a cero.

En busca de una necesaria solidez defensiva

El Villarreal de Luis García quiere partir de la solidez en defensa para, a partir de ahí, crecer. El nuevo preparador del Submarino no se andó con rodeos ni con experimentos y tiró de galones. A excepción de la inclusión de Andrés Fernández en portería —en teoría el torneo europeo y la Copa son para el murciano—, el resto de la parcela defensiva fue para los clásicos de la zaga grogueta: Mario y Costa en los laterales, y Álvaro y Víctor Ruiz en defensa.

El equipo no estuvo mal en esa línea, pero cierto es que a los laterales les falta la frescura de otras campañas y que la mala dinámica de la temporada se ha traducido en que los centrales estén carentes de confianza, ya que cometieron algunos errores. Trabajo tiene el míster en dicha parcela.

Dos pivotes de trabajo

No hubo pareja de mediocentros mixta, es decir, uno de corte más defensivo y otro más canalizador. Ni tampoco hubo trivote, es decir, un pivote acompañado de interiores. Luis García utilizó un 4-4-2 en línea, de los de toda la vida, con dos centrocampistas en paralelo en el eje central con un denominador común: el trabajo.

El nuevo entrenador amarillo no quería que el Spartak pillara en transiciones rápidas a su equipo, aprovechando la velocidad de Zé Luis, Luiz Adriano, Lomovitski y Hanni. Por ello, en la sala de máquinas alineó a Santi Cáseres y Javi Fuego, dos futbolistas cuya premisa es la intensidad en la presión y en la recuperación.

Con ellos, el equipo no se descompuso, tuvo músculo y, además, con Cáseres tiene garantizada una buena iniciación de juego —Fuego es más de pase fácil—. Falta saber si en Liga entrará Manu Trigueros por el asturiano.

Dos estilos de banda

Abiertos en banda, en la medular, Luis García sí que ofreció una fórmula mixta. Por la derecha puso a un puñal, el joven Samu Chukwueze, vertical, encarador y con gran uno contra uno. De él salieron las acciones más peligrosas del equipo amarillo ante los rusos, en especial el primer gol del encuentro. El nigeriano fue el motor ofensivo partiendo desde la derecha, siendo quien tiró del carro en ataque durante todo el encuentro del jueves.

En el otro flanco, en el zurdo, partía Pablo Fornals, sin ser un extremo puro y auxiliando y ofreciéndose a los mediocentros. Sus diagonales hacia el centro posibilitaron espacios para que Jaume Costa subiera, una fórmula que parece pueda repetirse en Huesca, en una posición en la que también podría entrar Cazorla.

Dos delanteros en busca de recuperar la confianza

Pese a que su sistema de cabecera es el 4-2-3-1, Luis García apostó por el 4-4-2, con dos delanteros centros en ataque. En esta ocasión apostó por Gerard Moreno y Toko-Ekambi, en busca de que ambos recuperaran la confianza. Le salió bien a medias, porque los atacantes tuvieron bastantes ocasiones y el camerunés marcó un gol de bella factura. Pero quien no está teniendo suerte es Gerard, al que se le ve ansioso sobre el rectángulo de juego y desesperado cada vez que falla. Un jugador que hay que recuperar en el apartado psicológico.

Los cambios y la variación del esquema táctico

Con los cambios, Luis García terminó con 4-2-3-1 (sin contar la expulsión en el descuento de Costa). Carlos Bacca terminó como único delantero, con Alfonso Pedraza por la izquierda en la posición de Fornals, pasando así a dos extremos verticales, mientras que Santi Cazorla jugó de enganche por detrás del delantero.

Una variación táctica que podrá verse, a buen seguro, en más de un partido en este nuevo Villarreal en fase de crecimiento.