El Villarreal eligió para su proyecto a un entrenador de la casa: Javi Calleja. Su inexperiencia no era un secreto, ni tampoco su gran conocimiento de la casa por dentro o de la idea fútbol que gusta en ella. Era una nueva apuesta por un hombre de club. Marca blanca, sin pedigrí, pero con potencial talento.

Todos nos llenamos la boca con el efecto Calleja y cuando me refiero al todos, lo hago con concepto amplísimo de la expresión. La reacción fue importante y trajo con ella la aportación de una idea fresca y atrevida. Es cierto que con cierto manto de utopía en el concepto, pero funcionó hasta que perdió fuerza y los rivales encontraron el antídoto. Bache de resultados y entonces Calleja estaba pagando el pecado del novato en Primera División.

Se suscitó el debate de qué fallaba y se redujo a la simpleza del rombo sí, rombo no, aunque el problema era más profundo. Rectificación de estilo sobre la marcha, con alguna ida y venida para apuntalar más el juego defensivo (he ahí el quid de la cuestión) y el Villarreal concluye quinto la Liga. Excelente clasificación.

Hubo dudas en la continuidad del técnico. No es un aspecto negativo. Cuando se duda, se analiza, y cuando se analiza, se valoran pros y contras… Y Calleja siguió.

SOLUCIÓN AL TEMA BRUNO

Y había que planificar una nueva plantilla sin Rodri, uno de los pilares. Negueroles apostó por la vuelta de Gerard Moreno e invirtió 20 millones. Sin duda era mucho dinero, pero valor seguro. Con Ekambi igual.

Negueroles ha acertado más que errado, pero no ha gestionado bien el tema Bruno Soriano, y se ha planificado un equipo con dos mediocentros en la enfermería, y también la operación de Manu Trigueros, a quien nadie le puede discutir su profesionalidad y sacrificio por el equipo jugando antes de hora y sin estar en forma, en perjuicio de su rendimiento. Calleja solicito un centrocampista con buena presencia física en un puesto clave como el 6 porque seguramente nunca tuvo claro que pudiera contar con Bruno, quien va camino de temporada y media en el dique seco. Con el de Artana, aunque sea un símbolo del club, hay que tomar una decisión urgente. Las cosas claras y el chocolate espeso. Este asunto ha perjudicado mucho al Villarreal porque también está el fair play financiero, agravado por las bajas de Bruno y Fuego, con fichas muy altas.

Luego la lesión de Cáseres, que también ha afectado al eje de la zaga por arrastre al pasar, acertadamente, Funes Mori a la medular con carácter de urgencia y dejando coja la defensa, donde Bonera no está para jugar siempre. Problemas graves que fueron alimentando una dinámica negativa, tanto como las derrotas en la Cerámica, inmerecidas todas ellas. Y luego la bola se hace grande, no llegan los goles y todo se ve más negativo.

MEA CULPA DE TODOS

Calleja tampoco tampoco ha estado afortunado. La alineación de Leganés fue un despropósito… y se ganó. El técnico tiene su porcentaje de culpa con algunas decisiones sorprendentes. Pero que nadie se olvide de la responsabilidad de los jugadores. Hubo discrepancias internas con la forma de jugar y se tocó fondo contra el Espanyol. Ahora los protagonistas, técnico incluido, han hablado claro en el vestuario y entonado el mea culpa. Y partir de ahí se puede crecer.

Calleja está cursando un máster acelerado en los banquillos. Ya ha vivido la soledad del entrenador y como se convierte en el muñeco de pimpampum de las íras de directiva, jugadores y afición. Él es consciente de que se ha equivocad y culpa tiene. Es evidente, pero no es responsable de asuntos como el de Bruno, lesiones inoportunas o de que Trigueros haya tenido que jugar sin estar a tope.

Mi deseo es que continúe, aunque el fútbol pasa factura y este Villarreal está diseñado para empresas importantes. Ahora bien, ni toda la culpa es de Calleja, ni todo se solucionaría con su destitución.

Lo cierto es que desde el análisis las soluciones son más fáciles. El año pasado Escribá cayó en la jornada 6 y ahora estamos en la 8. Cuando un club echa a un entrenador tan pronto, algo ha hecho mal. Dos años seguidos, serían dos errores consecutivos. Calma. Y todos a trabajar por el Villarreal. Calleja es su entrenador y merece mi absoluto respeto. Sí, confío en él, pero le pido que tenga los pies en el suelo y apueste por lo lógico, sin experimentos.