Una cosa es quién te crees que eres, luego está la realidad y finalmente cómo te ven los demás. Desde la llegada de Emery, los fichajes de Parejo, Estupiñán, Coquelin, Foyth, Rulli… se instaló un sentimiento de que el Villarreal estaba obligado a jugar la Champions. Es evidente que este equipo posee una de las mejores plantillas de Primera, como también lo es que hay cuatro que son mejores sobre el papel, por presupuesto, poso competitivo, experiencia e historia. Después, llega tu realidad.

Cae por la ley de Newton recordar la grandeza de este proyecto de autor de Fernando Roig, situado ya entre los mejores clubs en la clasificación histórica con sus 21 años en la élite y sus constantes participaciones en Europa. Pero también influyen otros factores, entre los que se encuentra su dimensión social y su peso histórico. Y también hay que ejercer la autocrítica y pensar en que tampoco el club es Disneylandia, porque errores también se cometen.

No sé si esa manida falta de presión mediática y externa, la comodidad o que más de la mitad de la plantilla tenga su domicilio en Valencia y viva alejada de la realidad de la ciudad. Ningún factor es decisivo, pero la suma si empieza a puntuar. Y luego está cómo te ven. Hablaba con mi buen amigo Pichi Alonso ayer y me comentaba que al Villarreal no le estaban haciendo justicia los resultados. Me recordó una a uno las cuatro ocasiones claras de gol en Mestalla, algún error del VAR en otros partidos y la falta de fortuna. Pero nunca me dio una visión catastrofista. Yo, a pesar de todo, tampoco la tengo, porque siempre huyo de la versión resultadista. Eso sí, Emery tiene que tomar decisiones y corregir errores que se repiten demasiado.

Luego están las comparaciones y el populismo. Calleja, a mi entender, hizo un buen trabajo en el club, pero se decidió dar un paso al frente y empezar una nueva etapa. En la vida hay que tomar decisiones y ésta es una más. Y llegó Unai Emery. Su currículo y valía son irrefutables. Las comparaciones son absurdas y yo, por lo menos, si valoro positivamente su labor y, además, ha llegado para un proyecto a tres años. Y no estaría de más recordar el famoso brindis de Llaneza, pero también hacer autocrítica, no exenta de prudencia. Mi apuesta es que el Villarreal jugará la Europa League. Hay capacidad y calidad y un técnico que sabe lo que lleva entre manos.