El de ayer debía ser el domingo del despegue definitivo del Villarreal hacia Europa, pero acabó siendo, en una ciudad como Málaga que vive con pasión y fervor su Semana Santa, el domingo de resurrección del colista. Cuando Javier Calleja hablaba, a finales de la pasada semana, del peligro que esperaba en La Rosaleda no se trataba ni de postureo del entrenador groguet de ninguna arenga de cara a la galería. El peligro del Málaga era real y lo sufrió un Villarreal lejano de las sensaciones de ambición de las que hizo gala antes de un parón de Liga que pareció enfriar el cambio a una dinámica más positiva experimentado por el conjunto amarillo en Las Palmas y frente al Atlético de Madrid.

El Villarreal no entró cómodo a un partido en el que la intención era salir desde el inicio a por los tres puntos, como lo demostró el planteamiento de Calleja, aparcando el dibujo con el doble pivote y un solo delantero de las dos últimas victorias en la Liga y poniendo en escena de nuevo el rombo que el técnico madrileño dejó en cuarentena durante la crisis de resultados de febrero.

La ausencia de Manu Trigueros, el hombre con capacidad de servir de nexo de unión entre la estabilidad defensiva que aporta el ya internacional absoluto Rodri y las posiciones más adelantadas de la medular, invitaba a Calleja a volver al 4-4-2 con el que esperaba meter presión ofensiva a un equipo que podía acusar su situación crítica, más cerca del pozo de la Segunda A que de continuar la próxima campaña entre los 20 mejores del fútbol español.

UN ONCE MUY OFENSIVO

El técnico apostó por meter a Sansone como acompañante de Bacca y sacrificar uno de los cinco centrocampistas de las anteriores jornadas. La variante exigía un mayor aporte defensivo de Fornals, Castillejo y Soriano, cuyo espíritu ofensivo propició algunos de los momentos más delicados para los amarillos en la primera parte, en la que el Málaga confió sus opciones a la contra. En una de ellas, Jaume Costa tuvo que salir al corte a la desesperada ante Succés —llegó tarde y le costó la amarilla—, para evitar que el mediapunta local se plantara solo ante Asenjo

La segunda ocasión en la que el Málaga consiguió romper las líneas del Submarino ya fue letal para el Villarreal, que se encontró con un gol en contra en el minuto 35. Ni Bonera, ni Álvaro, asentados ya en el once en detrimento de Víctor Ruiz, pudieron impedir que Rolán ganara metros y espacios en el área amarilla hasta ser derribado por Asenjo. Álvarez Izquierdo no lo dudó y señaló el punto de penalti. Chory Castro no dio opción a que Asenjo parara su tercer penalti en la presente Liga, pues el malaguista la rompió por el lado contrario al que se lanzó el palentino.

Antes de encontrarse por detrás ante el colista, el Villarreal no ofreció demasiados argumentos para plasmar su teórica superioridad. El primer disparo de los amarillos llegó a los 11 minutos, con un tiro mordido de Pablo Fornals que llegó mansamente a las manos de Roberto. El propio Fornals fue el protagonista de los otros dos tímidos acercamientos de los de Javier Calleja a la portería del Málaga, espoleado por los pitos del sector más radical de La Rosaleda, que sigue sin perdonarle que eligiera una opción más atractiva en todos los planos, económico, deportivo y personal, como fue la del Villarreal.

PUDO SER PEOR

El 1-0 con el que se retiró al descanso el Villarreal fue un mal menor, ya que los andaluces tuvieron el posible 2-0 en la cabeza de En Nesyri apenas segundos antes de que el árbitro señalara el camino hacia los vestuarios. Calleja tenía 15 minutos por delante para analizar lo ocurrido en el primer acto del choque y encontrar soluciones en el segundo para, como mínimo, intentar conservar la ventaja con la que arrancó la 30ª jornada de la Liga con respecto al Sevilla y el Girona, a la espera de lo que sea capaz de hacer esta noche el Real Betis en su visita al Getafe.

El primer movimiento efectuado por Calleja fue refrescar el ataque. Bacca, intrascendente en toda la primera parte y el inicio de la segunda, dejó su sitio a Ünal, con la esperanza de que el turco repitiera la fulgurante aparición que tuvo dos semanas atrás en el triunfo ante el Atlético.

Enes Ünal aguantó mejor el cuerpo a cuerpo ante la zaga local, lo que dificultó más las salidas del Málaga y, a su vez, dejó en una situación más cómoda a la defensa del Submarino, que comenzó a sufrir menos ante el trío ofensivo formado por Succés, Rolán y En Nesyri, muy incisivos durante los primeros 45 minutos.

El segundo movimiento de piezas en el tablero de La Rosaleda incluyó a Raba, en lugar de un Castillejo que tampoco tuvo su tarde en su segunda casa. Tampoco la entrada del joven futbolista cántabro cambió demasiado la decoración para un Villarreal al que le pesaba la urgencia y que pecó de precipitación e imprecisión en las acciones más cercanas al área del meta local Roberto.

PROBÓ CON TODO

La última bala la gastó Calleja con Roger Martínez, que solo tuvo una opción de remate ya al borde del final del choque. Los cuatro delanteros que el Villarreal se trajo a Málaga entraron en acción. Pero el de ayer no era el día de los puntas amarillos. Más bien, no fue el día de nadie en especial en un encuentro para olvidar en el bando groguet y para volver a creer en el malaguista, que desaprovechó un par de ocasiones claras para sentenciar el partido.

La pelea por Europa se comprime un poco más y obliga ya a no cometer más errores en una recta final de campeonato en la que todavía hay que enfrentarse a equipos punteros como Barcelona, Real Madrid o Valencia. La visita del Athletic, el próximo lunes se presenta por tanto como una cita obligada para reencontrarse con la victoria para evitar sustos mayores al final de Liga.