El Villarreal CF cruza el ecuador de la temporada con los objetivos intactos en los tres frentes en los que combate, pese a que, determinadas batallas, sobre todo ahora, las afronta con tropas menguadas, castigadas por las lesiones y el cansancio acumulado de un calendario que le obliga a jugar prácticamente cada tres o cuatro días.

El 0-1 en Girona le permite alcanzar la antepenúltima ronda de la Copa del Rey, a lo que suma su liguilla casi perfecta en la Europa League (aparcada hasta dentro de menos de un mes) y un quinto puesto en LaLiga, a tiro de una victoria de la zona Champions. Desde el punto de vista meramente de los resultados, poco más se le puede exigir. Son ya 30 compromisos oficiales, en los que el Submarino únicamente acumula dos derrotas (Camp Nou y Ramón Sánchez Pizjuán, en el campeonato doméstico), además de 17 victorias (incluye el 3-0 en los despachos al Qarabag) y 11 empates.

La estadística adquiere una mayor relevancia, si atenemos al estado de la enfermería, con pacientes desde el principio y un creciente número de inquilinos, que deja a Unai Emery con solo 18 futbolistas para el crucial partido del sábado (21.00 horas), frente a la Real Sociedad, en La Cerámica, con Europa en juego.

MUCHOS NOMBRES

Empezando por los lesionados de larga duración (Alberto Moreno primero y Vicente Iborra después), así como uno de media (Mario Gaspar). Sin perder de vista la ausencia, en dos periodos de la temporada, de Gerard Moreno, así como de tres jugadores de la llamada segunda unidad (Jaume Costa, Juan Foyth y Samu Chukwueze). Siete bajas en los compromisos más recientes (Huesca y Girona), que pueden convertirse, pasado mañana, en ocho, con Yeremi Pino.

El canario anotó el valioso gol con el que el Submarino superó una nueva criba copera, antes de pedir el cambio. Sufre un esguince de tobillo, que arrastra desde la anterior eliminatoria en Tenerife. Ha jugado infiltrado. Una dolencia que no le dificulta tanto al correr como al golpear el balón, aunque el martes, en Montilivi, el problema fue a más. Habrá que ver si está frente a los donostiarras.

SIN TRANSICIÓN POSIBLE

Muchas lesiones (sobre todo, las musculares: el Villarreal ha llegado a la veintena desde el arranque del curso en septiembre). Algunos han sufrido un par y/o recaídas, lo que supone luego un hándicap tanto a la hora de regresar como la de ajustar un rendimiento óptimo a una competición que obliga a un acoplamiento inmediato. El más claro ejemplo, quizás, sea el de Paco Alcácer, que reapareció ante el Granada después de mes y medio fuera del equipo, pero que ha gozado solo de minutos a cuenta gotas desde entonces, con vistas a no precipitar esa reintegración.

Ni técnico ni jugadores esconden la ausencia de brillantez. Falta frescura, derivada del cansancio. No está fino, aunque los resultados no acaban de resentirse del todo, si bien el Submarino ha ralentizado su marcha liguera, con los empates consecutivos. Sin embargo, volviendo a terminología castrense, hay tiempo para defender posiciones y tiempo para atacar, en base a los recursos disponibles. Y, volviendo a lo futbolístico, hacer bueno aquello de si no puedes ganar, al menos no pierdas...