El Villarreal es hoy el presente y el máximo exponente del fútbol autonómico. Representa un proyecto y una idea de crecimiento y ambición. El Valencia un equipo que exhibe el orgullo de su historia y el sello de su entrenador, pero que está muy distante del equipo que ganó hace muy poco la Copa.

Con esas premisas, el derbi tuvo más color amarillo que blanco, a pesar de que el Valencia intentó nivelar su inferioridad técnica y de caché con trabajo y pundonor. Hoy no le llega para más y su mérito es que con ello pudo poner en algún aprieto al Villarreal. Y eso ya es mucho. Los de Emery fueron mejores y ganaron, no con tanta solvencia como podía esperarse, pero mostrando más pedigrí de equipo importante.

El Villarreal tiene profundidad de plantilla. Las importantes bajas de Estupiñán y Gerard Moreno fueron suplidas por Emery con Pedraza y Samu Chukwueze y ambos rindieron a un nivel muy alto. Javi Gracia tuvo que hacer encaje de bolillos y alineó dos chicos de las inferiores en el once, por delante de otros jugadores con ficha de primer equipo: Yunus Musah y Álex Blanco. Sobre el papel era el derbi más desigual de los últimos años. Los primeros pasos del partido confirmaban los pronósticos.

El penalti

A los cuatro minutos, un claro penalti de Gabriel a Pedraza, transformado por Paco Alcácer, daba vida a los pronósticos. Los minutos posteriores al 1-0 plasmaban una rotunda superioridad del Villarreal sobre el Valencia. Samu por banda derecha del Submarino y el dúo Pedraza-Moi descosieron al conjunto che por los costados. Pero el Valencia aguantó las embestidas, echando mano de orgullo y del orden táctico de un buen entrenador como Javi Gracia, obligado a pelear con los mimbres restantes de la reestructuración de la plantilla impuesta por los propietarios. Y poco a poco se fue recomponiendo, ayudado porque el Submarino no sabía poner tierra de por medio en el marcador y plasmar su superioridad con goles.

Manu Trigueros, muy inspirado y activo, tomó los mandos y movió con criterio al equipo, dentro de un 4-3-3 ante el Valencia más pronunciado que otros días puesto que tanto Moi Gómez y sobre todo Chukwueze daban amplitud al campo, situándose muy abiertos a bandas. Pedraza y Mario también se desdoblaron con frecuencia por los dos carriles, pero como en otras ocasiones no se atinaba bien en pase definitivo, más que en el remate final.

El Valencia, que todavía conserva futbolistas de notable caché como Carlos Soler, Maxi Gómez, Gayà, Gabriel o Guedes empezó a perderle el respeto al Villarreal y a sacar las garras. De no tener opciones a nada, se encontró con el empate en el minuto 35, gracias a un tiro de la frontal de Gonzalo Guedes, mal defendido por los amarillos, y el portugués conectó un tiro en la frontal que entró como un obús y pilló a contrapié a Asenjo.

Más igualdad

Y a partir de ese momento, el derbi ya volvía a ser un derbi. El Valencia le puso intensidad y corazón y niveló el derbi. El Valencia tuvo muy claro cómo afrontar la segunda parte. Se tapó muy bien atrás y cedió parcela de terreno de juego. El Villarreal dominaba el balón pero no tenía el control, porque no lograba encontrar huecos, o lo hacía con dificultad, mientras el equipo de Gracia trenzaba buenos contragolpes liderados por Gonzalo Guedes, que empezaban a poner en aprietos a los amarillos.

El partido estaba en una fase de anarquía, sin un dominador claro y con el marcador abierto. Entonces Unai Emery reaccionó y movió el banquillo con la idea de reactivar el centro del campo e inyectar verticalidad y más fluidez en los metros finales.

Y con un taconazo del jugador japonés y la calidad de Dani Parejo, que conectó un trallazo similar al de Guedes en el primer tiempo, el Submarino recuperó el mando en el derbi y también galones en el partido. Dos exvalencianistas habían ejercido de verdugos de su exequipo, con el respeto de no celebrar efusivamente sus goles.

Posesión de balón

El Villarreal empezó a acumular posesión de balón y a prolongar las jugadas con lo que obligaba al Valencia a estirarse más y dejar más espacios. Dani Parejo marcaba los tiempos y tomaba la batuta apoyado en Coquelin. El campo ya estaba entonces totalmente inclinado hacia la portería de Jaume Doménech y con más cercanía para el tercer gol del Submarino que del empate. Al Valencia se le empezaban a notar las carencias del proceso de descomposición de su columna vertebral. En ataque, el equipo de Gracia evidenciaba una falta de talento muy notable.

Al Valencia de Javi Gracia le brilla el orgullo. De eso echó mano en los minutos finales para poner en algún aprieto, más aparente que real, al Villarreal, que se quedó con un jugador menos por una injusta segunda tarjeta amarilla a Take Kubo. Y la última gran oportunidad la tuvo Dani Parejo, pero el centrocampista llegó fundido al tramo final del partido. El Villarreal ejerció de grande de LaLiga y demostró que ha tomado la hegemonía del fútbol de la Comunitat. El Valencia le puso ganas, pero está lejos de su pasado glorioso.

Ficha técnica:

2 - Villarreal: Asenjo, Mario, Albiol, Pau Torres, Pedraza, Iborra, Trigueros (Coquelin, m.64), Parejo (Jaume Costa, m.95), Moi Gómez, Chukwueze (Kubo, m.64) y Paco Alcácer (Bacca, m.81).

1 - Valencia: Jaume Dómenech, Thierry (Racic, m.84), Gabriel Paulista, Diakhaby, Gayà, Musah (Jason, m.84), Wass (Gameiro, m.84), Carlos Soler, Guedes (Manu Vallejo, m.89), Álex Blanco (Cheryshev, m.53) y Maxi Gómez.

Goles: 1-0, m.6: Paco Alcácer, de penalti. 1-1, m.37: Guedes. 2-1, m.69: Parejo.

Árbitro: Del Cerro Grande (comité madrileño). Amonestó por el Villarreal a Iborra y Pedraza, y por el Valencia a Gabriel Paulista. Expulsó por doble amonestación al local Kubo (m.94).

Incidencias: partido de la sexta jornada de Liga disputado a puerta cerrada en La Cerámica.