El Villarreal lució galones de Champions en Balaídos. Goleada y exhibición de solidez como bloque y talento colectivo. Una más de un equipo fiable al cien por cien y que se ha fijado como objetivo pelear por una de las cuatro primeras plazas, como demostró ante un rival de pedigrí como el Celta. Un 0-4 rotundo y que ensalza el potencial del este Subamrino de Emery. No se baja del tren Champions, ni de la Copa ni tampoco de la Europa League.

El fútbol son errores y aciertos. Sin unos y otros no habría nunca goles. El Celta cometió una buena pila de ellos. Muchos impropios de la élite. Si, es incuestionable, tanto como que el Villarreal es hoy un grupo sólido, competitivo, aguerrido, experto y con overbooking de talento al que no se le puede dejar ni un centímetro de ventaja porque te la arma.

Unai Emery también forma parte del glosario de virtudes. Es el director de la orquesta, quien maneja la batuta y ha preparado a sus músicos para tocar igual en la Ópera de Viena, que en una plaza de pueblo si la ocasión lo requiere. Y si algo no se le puede discutir al entrenador vasco es que analiza a sus rivales al microscopio.

El Celta cometió muchos errores en la zona de inicio de su juego, pero la mayoría, propiciados por la presión que ejerció el Villarreal sobre el equipo de Coudet. Hoy es un espectáculo ver cómo se mueve el Villarreal sobre el campo. Pero no solo en ataque, que es lo más visible para el espectador, porque posiblemente llama mas la atención sus mecanismos defensivos, por la sincronización que exhiben sus piezas en las basculaciones, permutas, cierre de espacios y en la presión al rival. Por ello, logra hacer fácil lo que es tan difícil.

El Celta se vio desbordado y amenazado su orgullo cuando a la media hora perdía 0-4. Los dos primeros goles fueron similares, productos de fallos provocados por robos de balón. El primero, uno de Parejo a Denis Suárez, con un pase al hueco que Gerard Moreno leyó con tanta claridad como luego definió la jugada (0-1). El 0-2, en otra recuperación de Trigueros ante un saque del portero, pero si bueno fue el pase del talaverano, el remate sobre la marcha de Moi Gómez era pura delicatessen, con la sencillez de un genio.

El 0-3 sí que tuvo un tanto de extraño, pero también con el toque de clase de Parejo. Gerard Moreno igual es capaz de robar un balón, que de dar un pase genial, como de ser el pichichi de Laliga. El 7 lo hace todo y fue partícipe del 0-4, recuperando un balón y dejando una asistencia de crack para que Fer Niño, redondeará la jugada con un sutil toque de calidad.

Con el 0-4, el Villarreal continuó jugando como si el partido fuera 0-0, pero con cuatro goles por delante. Y al Celta le pudieron caer más. Fer Niño tuvo el quinto en boca de gol, mientras el Celta descubrió que el rival tenía portero en el minuto 40 por primera vez, cuando Fran Beltrán dejó claro que Asenjo es uno de los mejores.

La velocidad y el ritmo del juego bajó tras el descanso. Tanto unos como otros comenzaron con el baile de cambios, pero también a dosificar fuerzas. Pese a todo al Villarreal le quedaba ambición y fútbol para intentar redondear el marcado. Lo intentó, pero ya el Celta había tomado precauciones. El 0-4 era un marcador demasiado grosero para un equipo que venía en racha y que ya recibió cinco en la Copa. El Villarreal quiere seguir subido al tren de la Champions. Imparables.