El Villarreal hace tiempo que trabaja en la corrección de los errores defensivos que han evitado, a estas alturas de Liga, que los amarillos tengan consolidadas sus opciones de volver a disputar la próxima temporada una competición continental. Calleja y los jugadores han desmenuzado y analizado, con largas sesiones de vídeo, los déficits defensivos que se han venido detectando, sobre todo en las jugadas a balón parado de los rivales. El técnico, además, ha incidido en los últimos meses en el tema de la concentración, para evitar en la medida de lo posible minimizar los fallos individuales que también han costado muchos puntos desde el inicio de la temporada. Aparentemente corregidos buena parte de los defectos en las anteriores jornadas, el pasado domingo los regalos atrás volvieron a castigar al Submarino ante el Atlético.

El partido del Metropolitano evidenció otra asignatura pendiente a aprobar en el siguiente desplazamiento a San Mamés, este próximo sábado: la fiabilidad defensiva del conjunto groguet baja enteros de forma alarmante en las segundas partes de los encuentros. El Villarreal ha encajado más del 70% de sus goles en contra en la presente Liga en los segundos 45 minutos.

Los números son más que claros. Los de Calleja solo han cedido goles en contra en las primeras mitades de los encuentros en 10 ocasiones. En esos 45 minutos iniciales solo se gestaron dos derrotas más o menos claras, la de la visita al Camp Nou (2-0, ambos antes del cuarto de hora) y la de Son Moix, ante el Mallorca (3-1, con dos dianas encajadas en la primera media hora). En el resto de enfrentamientos de la temporada los amarillos han sabido contener de forma más o menos efectiva a sus rivales en los primeros actos de los encuentros.

Pero la cosa cambia cuando el conjunto de Javier Calleja sale del vestuario al final de los descansos. Los goles encajados a partir de entonces son más del doble. De los 35 tantos que han encajado Sergio Asenjo y Andrés Fernández en la Liga, 25 de ellos han llegado tras las reanudaciones, un dato que indica que a los groguets les cuesta volver a coger el ritmo de los partidos y la concentración máxima tras los 15 minutos de descanso.

Desmenuzando por tramos los problemas de contención del Submarino en las segundas partes, es en los minutos iniciales de esos periodos cuando más problemas evidencia el Villarreal para frenar a los contrarios. Hasta nueve de los 25 tantos cedidos llegaron entre el minuto 45 y el 60. Por ejemplo, en ese tramo empezaron a gestarse derrotas como las de Eibar, Vigo, Mestalla o en casa frente al Espanyol.

LA CARA RECTA FINAL

Pero también los últimos 15 minutos han visto volar puntos que parecían en el bolsillo. Ocurrió en la jornada inicial, ante el Granada —los amarillos se dejaron igualar un 4-2 a favor en el último cuarto de hora—, en la visita del Madrid a La Cerámica —Bale hizo el 2-2 en el 86—; a 10 minutos del final llegó la derrota en Pamplona y en el 95 la de Ipurua; y también en la recta final se gestó el 1-3 con el que el Celta asaltó el feudo amarillo —Aspas, por partida doble, en los minutos 79 y 94—.

En total, el último tramo de 15 minutos de los encuentros de Liga le han costado al Submarino siete puntos con los que ahora estaría solventemente instalado no solo en plaza europea, sino en la de Champions, a la estela de los inalcanzables Barça y Madrid.