El Villarreal CF sigue sacando partido de su cantera. Fernando Niño, el último hijo en debutar con el primer equipo, le dio tres puntos de oro al Submarino en el minuto 88 para vencer al Alavés por 1-2. Acababa de saltar al campo y encaró con descaro la portería de Pacheco y le incrustó el balón en la escuadra. Un golazo que hacía justicia a los méritos del equipo amarillo que no debió de sufrir tanto para ganar un partido que tuvo siempre controlado.

El conjunto vila-realense le devolvió al Alavés el mal trago del año pasado, cuando el equipo vitoriano le remontó un 0-1 en contra en el tramo final.

Mientras el Villarreal busca en el mercado un delantero a toda prisa tras la marcha de Ekambi, un Niño de la cantera le sacó las castañas del fuego a Javi Calleja, quien volvió a demostrar que su confianza en la base no es de boquilla sino de hechos.

El fútbol sí es un juego de Niños y el Villarreal se acerca a Europa y demuestra que es un equipo al alza, a pesar del accidente del partido ante el Espanyol de la pasada jornada en La Cerámica.

La acumulación de delanteros no es premisa obligada de fútbol más ofensivo. El Submarino solo alineó a Carlos Bacca como único delantero, pero construyó su juego creativo asociando talento, neuronas y fantasía en un centro del campo que en Vitoria estrenó una fórmula sin Zambo Anguissa, pero con Cazorla y Manu Trigueros en el núcleo duro de la elaboración del juego groguet.

El camerunés descansó en Mendizorroza, en un once en el que se añoraba la presencia de Pau Francisco Torres, según su entrenador, uno de los centrales que mejor saca la pelota jugada desde atrás. Pero las lesiones forman parte del guión del fútbol, más cuando aparecen los partidos entre semana como es el caso con la Copa del Rey, y es el momento de hacer grandes las plantillas y demostrar su potencia.

BUEN PARTIDO DE FUNES / El relevo del vila-realense fue Ramiro Funes Mori, internacional con Argentina. Es cierto que se perdía salida de balón desde atrás, pero se suplió esa pequeña deficiencia y cualidad del estilo de juego del Villarreal con la irrupción de Manu Trigueros y Santi Cazorla, que repartieron el rol de marcar los tempos del fútbol amarillo.

El 1-4-1-4-1 funcionó perfectamente, sobre todo en ataque. El combinado groguet pasó algún apuro al defender los balones largos del conjunto vitoriano, con un par de sustos, pero logró hacerse con el control del juego e ir ajustando posiciones en defensa, juntando más las líneas.

UN GOL DE MIL QUILATES / Curiosamente el Villarreal extrajo diamantes de mil quilates en una acción que no es habitual en el manual de Calleja. Un desplazamiento largo de balón de Raúl Albiol a 30 metros sobre la posición de Moi Gómez en banda, fue controlando perfectamente en carrera por el talentoso futbolista de Rosales y su centro milimétrico sobre el área fue rematado con oportunismo de ‘9’ puro por Carlos Bacca al fondo de la red.

Corría el minuto 10 y el Villarreal encaraba con el marcador a favor el partido desde el inicio, una circunstancia que obligaba al Alavés a desnudarse un tanto en defensa, lo que podría favorecer el juego a los espacios para Chukwueze o Moi.

Cazorla y Trigueros marcaban el territorio en Mendizorroza a base de fútbol y calidad, escoltado por el verdadero chico para todo que es Vicente Iborra, una vez más realizando un trabajo descomunal en el centro del campo.

ENÉSIMA LESIÓN DE MORENO // Y a la media hora llegó otro imprevisto en forma de lesiones para los amarillos. Alberto Moreno se echaba mano a la pierna y acaba retirándose del campo, siendo sustituido por Quintillà. Un percance que restaba profundidad.

El Villarreal consiguió llegar al descanso sin muchos apuros y llamando con fuerza a la puerta del 0-2 con Cazorla y Trigueros de actores principales, con pase del primero y remate del segundo, evitando Pacheco el segundo del equipo de Calleja.

CONVENCIDOS / El Villarreal regresó al partido más convencido de que podía y debía ganar en Mendizorroza. Funes Mori se erigió en el mejor hombre de la zaga amarilla, seguro por arriba, contundente y ganando todos los pulsos a Joselu y Lucas Pérez. El argentino demostró su experiencia y que puede ser muy útil durante la lesión de Pau. Con esa seguridad en defensa, el Submarino se hizo fuerte, cedió unos metros de campo y ejecutó contragolpes que ponían el partido más cerca del 0-2 que del empate. La más clara la tuvo Chukwueze, quien se plantó solo ante Pacheco, pero el nigeriano no anduvo fino en la definición a la vez que el portero del Alavés sí muy listo para adivinarle la intención.

Los vitorianos tenían que tomar el mando, y el Villarreal se defendía con orden buscando la salida rápida a la contra. El partido parecía bajo control, pero el 0-2 no llegaba y el Alavés mantenía la esperanza de empatar. Y llegó en un barullo en el área que resolvió Joselu a 11 minutos del final.

EL ‘MOMENTO NIÑO’ / A grandes males, grandes decisiones. Y Calleja ejerció de entrenador. Con personalidad adoptó una de esas soluciones que siempre traen cola. Apostó por dar entrada a un joven de la cantera que ha dado el salto del segundo filial y relevó a Bacca en el tramo final. Tocado por los hados, y como si hubiera estado bendecido para la ocasión, Fer Niño, hijo de un reputado exdefensa de Primera, saltó al campo, encaró a Pacheco y metió el balón por la escuadra.

Una travesura de niño malo, una travesura que vale tres puntos de oro para el Submarino que sigue escalando posiciones para meterse en zona europea. Calleja es culpable en gran medida de la victoria ante el Alavés. Si, el Villarreal cree a ciegas en los Niños.