Otro empate más. Y van 10 en LaLiga. No fue el mejor partido del Villarreal (0-0), pero aunque no está en su momento más dulce el equipo sigue exhibiendo estabilidad y fiabilidad, aunque las bajas le han mermado en su juego ofensivo. Una sola ocasión en 90 minutos fue el mejor botón de muestra, pero en el otro lado, el Huesca se quedó a cero oportunidades de gol.

Con ello, el punto contra el colista puede saber a poco en la búsqueda de los objetivos para los que está diseñado este Submarino, pero la lectura no atiende a las circunstancias de un equipo castigado por las lesiones y con hombres clave fuera de combate. En Huesca se añoró a Gerard Moreno, los momentos de desequilibrio de Chukwueze y otras bajas en la zaga que obligaron a recomponer el once y el sistema táctico, pensando que el martes hay partido importante en la Copa en Girona.

Los amarillos siguen buscando remedio a la empatitis aguda que padecen. Sumar de uno en uno ha restado brillo en la tabla a la regularidad y espíritu competitivo de un equipo que sigue haciendo frente a las adversidades con dignidad y sigue superando los obstáculos en las tres competiciones.

A Emery se le acumulan los problemas en forma de lesiones. A las ausencias de Gerard Moreno, Mario, Iborra, Alberto Moreno y Chukwueze se le unieron en El Alcoraz las de Foyth y Jaume Costa, que se suman al periodo de recuperación en el que se halla Alcácer y las molestias de Yeremi.

Con todo ello, el técnico tuvo que reinventarse una vez más. El Villarreal estrenó defensa y dibujo táctico con una zaga de tres centrales con la entrada de Funes Mori al lado de Pau y Albiol, con Peña y Pedraza en los dos carriles. Parejo y Capoue se ubicaron como mediocentros, dejando a Trigueros y Moi un poco más adelantados por detrás del único punta, Bacca.

Un dibujo parecido a un 3-4-2-1 con el que el Submarino no sufrió para nada en el área de Sergio Asenjo, pero tampoco logró inquietar al Huesca. Al equipo de Unai Emery le faltó profundidad y desequilibrio. El atasco en la parcela ancha impedía la fluidez del balón hacia ambas áreas y el dominio del partido de los amarillos no se traducía en peligro alguno.

La primera parte concluyó con un solo tiro entre los tres palos de Carlos Bacca, pero invalidado por fuera de juego. Con empate a nada acabó el primer acto.

La segunda parte tuvo un inicio engañoso. Parecía que el partido tomaba otro rumbo, con más velocidad, pero era un espejismo. Los groguets generaron su mejor oportunidad a los cinco minutos, partiendo de las botas de Parejo, buscando el carril de Pedraza, que asistió a Moi Gómez, quien sobre la marcha remató con el interior pero muy centrado y poniéndoselo fácil al portero oscense.

Fue un espejismo. El partido regresó a la rutina. El Huesca vivía feliz con el empate y el Submarino mostraba añoranza de hombres clave en ataque y se sentía que no tenía recursos para ganar.

A las bajas sensibles de Gerard y Chukwueze se unía la falta de inspiración de Moi Gómez. Emery echó mano de Alcácer y Yeremi, con media hora por delante, dos jugadores que en este momento tampoco se hallan al 100%. El canario asustó más al Huesca, pero el repliegue intensivo de los locales no dejó grieta alguna.

El Villarreal continúa resistiendo a las adversidades. No fue su día más brillante, pero sigue en lo alto más alto y con las opciones en todos sus objetivos intactas.