El Villarreal cerró la temporada con un empate en Getafe (2-2) en un encuentro en el que el Submarino no se jugaba nada al estar ya salvado, mientras que los madrileños se despidieron con un sabor agridulce tras quedar fuera de la Champions League, cuando acarició un sueño del que se despertó hace solo una semana. Finalmente jugará la Europa League.

La historia se citó en el Coliseum Alfonso Pérez, que esperaba una carambola para que su equipo participara por primera vez en su historia en la máxima competición continental. Necesitaba sumar más puntos que el Valencia, que se jugaba la cuarta plaza en el estadio José Zorrilla de Valladolid.

Se avecinaba una tarde de radios, con todo el público del Getafe atento a lo que pasaba a no muchos kilómetros de Madrid. El premio gordo de la "Champions" no era ninguna broma. Los cálculos económicos, tal vez podrían contra la pasión y el honor deportivo: sólo por jugar la fase de grupos, el Getafe podría ingresar cerca de 30 millones de euros, más de la mitad de su actual presupuesto.

Pero ese dato tal vez no lo sabían con tanta exactitud muchos aficionados azulones, que simplemente acudieron a su estadio para celebrar la última fiesta de un equipo que, sin muchos alardes, pero con mucho trabajo, dedicación, intensidad y compromiso, había conseguido el milagro de colocarse esta temporada en la elite del fútbol español.

Ese hueco no está reservado para muchos clubes. De vez en cuando algún humilde se asoma entre los grandes, pero es rara la excepción. El Getafe, con la Liga Europa en el bolsillo, quería más. Era difícil, pero no imposible, sobre todo después de pasar casi toda la segunda vuelta en la cuarta plaza hasta que la perdió el pasado fin de semana en el Camp Nou tras perder 2-0 contra el Barcelona.

Con una "fan-zone" fuera del estadio, un recibimiento enérgico al autobús de los jugadores y un "tifo" de gran dimensión nunca visto en el Coliseum Alfonso Pérez, el Getafe salió animado al choque ante un invitado, el Villarreal, que no se jugaba nada y que alineó a muchos de sus hombres menos habituales para afrontar los 90 minutos de la última jornada.

Como era de esperar, el Getafe salió en tromba a por la victoria. Aunque los hombres de Bordalás no manejan bien una situación controladora y es más efectivo encerrado y esperando el fallo ajeno, sí dominó con claridad casi toda la primera parte, en la que Francisco Portillo adelantó a su equipo con un buen remate tras una buena asistencia de Jorge Molina.

El veterano delantero del Getafe (37 años), sigue en plena forma, repartiendo pases de gol y marcándolos. Durante el primer acto, fue uno de los mejores de su equipo, que pudo aumentar la renta con otro tanto de Hugo Duro anulado por Estrada Fernández tras consultar el VAR. Jaime Mata hizo falta previa al portero Andrés Fernández y el 2-0 no subió al marcador.

El Villarreal, prácticamente ausente, pudo recibir otra diana, pero Jorge Molina y Jaime Mata no cerraron una ocasión clarísima que acabó en el limbo cuando todo el mundo celebraba otro tanto. Y, como el fútbol es un arte inexplicable, todo se torció para el Getafe antes del descanso en apenas pocos minutos.

Primero, Carlos Soler en Zorrilla silenció con su tanto la algarabía del Coliseum, que se vio en la cuarta posición durante muchos minutos. Y, después, justo al borde del descanso, un cabezazo de Vicente Iborra a la salida de un córner, estableció una igualada injusta.

En la reanudación el Getafe salió en tromba a por la victoria. Era el único de los dos equipos que parecía querer ganar y no tardó en sumar ocasiones con un cabezazo de Bruno Fernández, con una falta lanzada por el uruguayo Damián Suárez que salvó Andrés Fernández y con otro disparo de Portillo que acarició el palo derecho de la meta del Villarreal.

Todo eso en quince minutos, los que tardó Bordalás en dar más mordiente a su ataque con la salida al campo de Ángel Rodríguez, que dispuso de media hora para desnivelar la balanza y casi lo consiguió con otro testarazo que salvó Andrés cuando restaban veinte minutos para el final.

Hacia ya tiempo que el segundo tanto del Valencia en Valladolid había restado tensión al público del Coliseum, que decidió reconocer la gran temporada de su equipo con cánticos dedicados.

Los recibió Jorge Molina, Francisco Portillo, cargaron contra su gran enemigo, Marcelino García Toral y en medio el serbio Nemanja Maksimovic hizo el tanto que parecía el de la victoria con un certero cabezazo. Después, casi al final, la diana del empate, obra de Gerard Moreno con incertidumbre, fue una anécdota.

El Getafe amarró la quinta plaza, firmó su mejor temporada de la historia (59 puntos) y el Coliseum declaró su amor por el gran artífice de un curso para el recuerdo: "¡¡Bordalás, te quiero, Bordalás te quiero!!". El técnico alicantino hace dos años y medio agarró a su equipo cerca de los puestos de descenso a Segunda B. Ahora, paseará su nombre por Europa. El milagro lleva su nombre.