El próximo sábado, en el Estadio de la Cerámica, cualquier escenario es posible. El deseado por la mayoría de los aficionados que provocarán una de las mejores entradas de la temporada, por supuesto, es que el Villarreal de un paso de gigante hacia la Europa League si consigue volver a vencer al Valencia —como hizo en la primera vuelta en Mestalla— en el segundo clásico de la Comunitat de la temporada, pero tampoco se puede descartar que el vecino sentencie de forma definitiva su presencia en la próxima Champions, lo que haría —sin depender de lo que haga el Betis— puntuando en el feudo groguet.

Lo que sí está claro es que pase lo que pase en el Villarreal-Valencia, el conjunto amarillo seguirá manteniendo su supremacía en los derbis autonómicos de Primera División ante los che, a los que ha conseguido superar volteando en las dos últimas temporadas una historia que comenzó con el dominio valencianista en los primeros años en la máxima categoría de la entidad presidida por Fernando Roig.

Hasta el 2007, el Valencia dominó los enfrentamientos directos con el que ha sido su principal rival territorial en Primera desde la irrupción del Submarino en la élite en la temporada 1998/1999, pero a partir de año comenzó el punto de inflexión para los groguets, que empezaron a tutear al club de la Comunitat con más presencias en la máxima categoría de la mano de Diego Forlán y, sobre todo, Juan Román Riquelme, toda una pesadilla —el argentino— para el Valencia durante su etapa amarilla —llegó a marcar hasta cinco goles a los de Mestalla en los derbis—.

EL DESPEGUE AMARILLO

La tónica de igualdad que a partir de ese momento imperó en el clásico del fútbol autonómico se mantuvo hasta las tres últimas campañas, en las que el Villarreal ha dado el tirón definitivo para mandar en los duelos directos ante sus vecinos del sur. El Submarino, además, ha basado los marcadores que consolidan su supremacía en los derbis ligueros ante el Valencia en el escenario más complicado. Mestalla, un escenario hasta hace poco prácticamente vetado para los amarillos —tres victorias en los 18 años que siguieron al primer ascenso del Villarreal al máximo escalón del fútbol español— ha pasado a ser un estadio talismán para los groguets, donde han encadenado tres triunfos de manera consecutiva en sus últimas tres visitas. El último, firmado con un gol de Carlos Bacca, que el próximo sábado se perfila como la principal amenaza para los de Marcelino, sirvió para certificar la resurrección de los de Calleja, que llegaron con la luz de alarma encendida a la recta final del 2017. Dos victorias a domicilio, primero en Balaídos y después en Mestalla, recondujeron al Villarreal en la Liga.

TRES ASALTOS DE MESTALLA

El 0-1 del último derbi autonómico no hizo más que confirmar que el Villarreal le tiene tomada la medida al feudo che en los últimos tiempos. La pasada temporada, el Villarreal certificaba la quinta plaza en el encuentro que cerraba la Liga (1-3), mientras que en la campaña 2015/2016 —de la mano del actual entrenador del Valencia— el Submarino aseguraba en Mestalla el billete para la ronda previa de la Champions (0-2). El único lunar de los amarillos durante los dos últimos años fue la derrota en casa de la pasada temporada (0-2), justo cuando parecía que las distancias entre el Villarreal y el Valencia eran más grandes que nunca, con un Submarino cómodamente instalado en posiciones europeas y un conjunto valenciano a la deriva e incluso peleando en esos momentos por evitar la zona de descenso —finalmente los valencianistas acabaron la temporada en una más que discreta 12ª plaza—.

Las dos victorias de ventaja con las que el Villarreal ha llegado a este punto del historial de duelos directos con su principal rival en la Comunitat —15 para los amarillos, 13 para el Valencia y siete combates nulos en 18 temporadas de enfrentamientos ligueros— le permitirán cerrar la presente temporada por delante del Valencia en el cómputo general.

Ampliar el margen será la mejor manera de añadir a la lógica satisfacción que otorga ganar un derbi un extra con una clasificación para Europa que estaría virtualmente conseguida a falta de tres partidos para cerrar la Liga. Si no es así, los de Calleja todavía tendrán otras tres bolas extras para enmendar la plana: Barcelona, Deportivo y Real Madrid.