Cuando Anna Terés abrió un blog de cocina en 2014 solo pretendía compartir sus recetas con los amigos que se las pedían, pero nunca llegó a soñar que en unos años tendría casi 10 millones de seguidores en las redes sociales y que su bizcocho esponjoso acumulase 28 millones de visualizaciones en YouTube.

La clave del éxito de su blog y su canal 'Anna Recetas Fáciles' es, según ha asegurado a Efe esta leridana, utilizar un lenguaje sencillo y técnicas básicas de cocina en la elaboración de platos tradicionales con ingredientes que cualquiera tiene en su despensa o puede comprar en el supermercado de al lado de casa.

Natural de Castelló de Farfanya (Lleida), esta licenciada en Geografía e Historia se trasladó en 2003 a Logroño por el trabajo de su marido y, tras trabajar en una inmobiliaria y como comercial en un periódico, la crisis de 2008 la empujó al paro y decidió preparar oposiciones a educación, pero reconoce que no le motivaba y lo dejó.

"La idea de abrir el blog fue para no perder tiempo cada vez que mis amigos me pedían la receta del bizcocho", ha explicado esta madre de dos hijos, quien acumula casi 4 millones de suscriptores en su canal de YouTube.

Así, empezó a subir más recetas y compartir su contenido con otros blogueros quienes también tenían canales de cocina en redes sociales, con el único interés de recopilar un recetario con sus platos favoritos.

Sin embargo, Terés se dio cuenta de que una buena foto de un plato daba más visitas y que, además, podría lograr ingresos a través de la publicidad que se insertaba en la página web de su blog, por lo que a finales de 2014 decidió crear el canal de YouTube para mejorar la "interacción" con sus seguidores, quienes le preguntaban trucos y dudas sobre sus recetas.

De este modo dejó de hacer solo fotografías y comenzó a grabar vídeos, uno de los cuales fue compartido por la red "Facilísimo" en su perfil de Facebook, donde el primer día recibió 4.000 visitas, algo que a esta cocinera le pareció "una animalada".

Autodidacta en comunicación audiovisual y redes sociales

La profesionalización de sus contenidos audiovisuales le obligó a pasar de la cámara de vídeo y el ordenador familiar a equipos más potentes para desarrollar su trabajo con más agilidad, por lo que también tuvo que ampliar la línea de ADSL de su casa y comprar trípodes para prescindir de la ayuda de su marido para grabar.

"Tuve que aprender desde cero. Había días que llegaba la hora de comer y tenía la receta a medio hacer, por lo que tenía que recoger la cocina para dar la comida a mi familia", ha recordado, lo que le generaba mucho estrés.

Por ello, optó por desplazar su lugar de trabajo a otra vivienda, un luminoso piso de nueva construcción en Logroño, en el que ha ampliado la cocina con la habitación aledaña para poder instalar una enorme isla blanca en la que elabora y graba todas sus recetas.

"Si hoy voy a grabar una receta de croquetas y al acabar ya no tengo luz natural, pues termino el vídeo o la fotografía al día siguiente, porque la imagen es lo más importante en una publicación", ha recalcado.

Ingenio e imaginación para componer recetas

En ocasiones, Terés tiene que idearse sus propios recipientes para completar sus recetas, como le ha pasado esta semana con los envoltorios de unas marquesas, unos bizcochitos cuadrados elaborados con almendra, típicos de la época navideña.

"Venden moldes de papel para magdalenas, pero no sirven para las marquesas", ha recalcado, por lo que esta cocinera se las ingenió con un paquete de papel de aluminio como base para hacer sus propios moldes cuadrados con papel de cocina.

"Es una tontería, es algo que todos tenemos en casa, con unas dobleces muy simples cualquiera puede hacer esos moldes y todo esto hay que explicarlo de forma sencilla en el vídeo", ha agregado.

Directos, publicaciones y recetas

Anna intenta subir dos vídeos de recetas a la semana y hacer un directo todos los martes en YouTube, pero reconoce que no siempre lo cumple porque, aunque cuenta con una persona que le ayuda a grabar, no tiene nadie que se encargue de actualizar el contenido de sus redes sociales, donde acumula 5,3 millones de seguidores en Facebook, otros 500.000 en Instagram y unos 5.000 en Twitter.

"Una de las ventajas es organizarse de forma autónoma, pero como pierdas el ritmo de publicación, las redes sociales te olvidan fácil", ha lamentado.

Una actividad que empezó como una afición hace ya siete años se ha convertido en la profesión de esta catalana, quien decidió hacerse autónoma cuando vio que podría monetizar sus recetas gracias al auge de las redes sociales, "algo que jamás" llegó ni siquiera a imaginar, como publicar un libro, 'Cocina para triunfar' (2019), del que ya hay siete ediciones.

"Mi vida es como la de tantos, soy una persona que está en su casa con determinados recursos. Las recetas que mejor funcionan son las más básicas y, según me dicen mis seguidores, la clave es que les hablo en su idioma", ha concluido esta cocinera, quien está "encantada" con su comunidad.