Pocos locales de ocio pueden presumir en Castelló de la mística de Ricoamor, que conserva incluso pese a que en septiembre se cumplirán 16 años de su cierre. Aún hoy, no es extraño cruzarse con alguien que lleva puesta la camiseta con su característico logo y que estuvo presente en los más de 500 conciertos que se programaron. Para sus fieles fue algo más que un local, y funcionó como el catalizador de una escena musical, la del punk rock y el power pop, que estaba en plena efervescencia en la ciudad.

Alejandro Domínguez, más conocido como El Goma --"me pusieron el apodo de pequeño porque era muy elástico"--, pinchaba a principios de los 90 en pubs como el Mow de Castelló o el Mambo de Benicàssim. También trabajó en tiendas de discos ya extintas, como Zig Zag o Discos Medicinales. Una vida, en definitiva, que giraba alrededor de la música --y aún lo hace, ya que se dedica a pinchar profesionalmente--.

Alejandro Domínguez, 'El Goma', en una imagen actual. Mediterráneo

Harto de tener que poner canciones que no le gustaban presionado por los dueños de los bares, y viendo que en la ciudad solo había un lugar que programaba música en directo, el Terra, se animó a abrir su propio garito junto a Susana Alcón. Se llamaría Ricoamor, en homenaje a la canción Rico Amour, del grupo punk The Zeros. Abría en diciembre de 1992 en un pequeño local en el cruce entre las calles Alcalde Tárrega y Padre Vicent y allí pincharía rock and roll, desde punk a rockabilly.

El escenario

Pequeño era el local y pequeño era sobre todo el escenario, lo que se convirtió en su principal seña de identidad y algunos dirán que su principal encanto. En menos de cinco metros cuadrados tenían que tocar las bandas, con la nariz del cantante tocando la del espectador de la primera fila. Que se lo digan por ejemplo a Santi Balmes, de Love of Lesbian, acostumbrado ahora a moverse en grandes recintos, o al cantante de Lori Meyers, o a Eva Amaral. Todos ellos pasaron en su momento por el Ricoamor.

Un concierto de la fiesta de despedida de Ricoamor. Mediterráneo

"Nos beneficiamos de que en España nadie hacía conciertos en domingo, con lo que podíamos traer a grupos que estaban de gira que tenían ese día libre. Luego ya empezamos a programar actuaciones durante más días y al final podíamos ofrecer tres o cuatro conciertos por semana", rememora El Goma. Poco a poco la fama del local fue creciendo y llegó un punto en que "había bandas que no tocaban en Barcelona y lo hacían en Castelló". El mítico grupo The Posies, incluso, pidió tocar en Ricoamor. "No podíamos pagarles el caché que tenían, pero a ellos les daba igual el dinero".

De forma paralela, en Castelló el mundillo musical estaba en estado de agitación. Se fundaba la discográfica No Tomorrow, especializada en punk rock y power pop, y surgían bandas como Shock Treatment, Depressing Claim o Malconsejo. Todos ellos tocaban y tomaban copas en Ricoamor.

"Uno de los secretos del local era que teníamos clientes muy fieles. Venían tocara quien tocara. Y en las sesiones parecíamos una familia", recuerda el DJ.

Ambiente en el interior del local. Mediterráneo

Años finales

La historia de su final es también la del final de una escena que no tuvo un relevo generacional en Castelló: a los hermanos pequeños no les gustaba la misma música que a sus hermanos mayores. "A finales de los 90 comenzó a ponerse de moda el indie. Además, los que eran habituales empezaron a casarse, a tener hijos, y ya no salían tanto; es normal". Los conciertos seguían funcionando pero cada vez iba menos gente a las sesiones, con lo que la viabilidad del negocio era cada vez más difícil.

Y llegó la hora del adiós, en septiembre del 2006. Ricoamor se despidió con dos días de conciertos y fiesta con la sala a rebosar de fieles de otra época que quisieron despedirse a lo grande de su garito preferido. La última canción, como en todas y cada una de las sesiones durante 14 años, fue Femme Fatale, de la Velvet Underground.